Luego de 30 años de trabajo acompañando el envejecimiento con propósito y dignidad, la especialista en gerontología y académica del Departamento de Kinesiología UMCE, Marcela Lepe, fue reconocida por su labor en la comuna de El Bosque, donde ha promovido el envejecimiento saludable desde la Atención Primaria de Salud. “con las mismas ganas y con la misma convicción”.
Hace tres décadas, la kinesióloga Marcela Lepe llegó a la comuna de El Bosque con una convicción clara: trabajar con y para las personas mayores. Hoy, ese compromiso fue reconocido oficialmente tras 30 años de labor en Atención Primaria de Salud (APS), promoviendo el envejecimiento activo y transformando la atención comunitaria desde dentro.
“Entré a trabajar en julio de 1994, venía llegando del extranjero, con experiencia en rehabilitación de personas mayores. Busqué algo similar y llegué al CESFAM Cisterna Sur (hoy comuna de El Bosque), en el área de IRA (Infecciones Respiratorias Agudas). Ahí empezó todo”, recuerda.
Marcela comenzó en una época en que el trabajo con personas mayores no era aún una prioridad del sistema público. En 1996, inició su perfeccionamiento en gerontología, cuando recién se creaba la Oficina Nacional del Adulto Mayor. Fue entonces cuando decidió dedicar sus horas al trabajo con este grupo etario, sin saber que se convertiría en una pionera comunal en esta área. “Fui reduciendo mi jornada para enfocarme exclusivamente en este trabajo. Y esas mismas 11 horas son las que tengo hasta hoy. A lo largo de los años, he acompañado a cientos de personas mayores en talleres, evaluaciones y actividades preventivas”.
Desde sus inicios, implementó grupos comunitarios de ejercicio terapéutico que aún perduran. Antes de la pandemia, eran cerca de 100 personas reunidas semanalmente. “Lo dirigimos junto a personas de la comunidad que hemos capacitado. Eso también fue reconocido en su momento por la SEREMI y por un fondo de buenas prácticas que permitió comprar equipamiento para la atención”.
Pero Marcela no solo fue testigo del cambio: fue protagonista. Desde las antiguas escalas de evaluación hospitalaria, hasta herramientas como el EMPAM (Examen de Salud Preventivo del Adulto Mayor) y programas como MAS AMA (Más Adultos Mayores Autovalentes), ha impulsado una visión integral del envejecimiento. “La gran transformación ha sido entender que el cuidado no es solo físico. Hoy hablamos de funcionalidad, prevención, vínculos, salud mental, Ikigai (concepto japonés que significa, literalmente, razón de vivir o razón de ser) … Ese motor vital que cada persona necesita para seguir adelante, especialmente al envejecer”.
Sobre el presente y futuro de la kinesiología en esta área, lo tiene claro: “Ya no basta con intervenir cuando la persona es mayor. Tenemos que trabajar desde antes, desde los 40, 50 años, formando hábitos de vida saludable, promoviendo entornos de apoyo y detectando precozmente los factores de riesgo”.
A sus casi 60 años, Marcela Lepe asegura estar más vigente que nunca. Combina su trabajo en El Bosque con la formación de nuevas generaciones de kinesiólogos y kinesiólogas en la UMCE, a quienes les entrega no solo conocimiento, sino también visión. “Hoy, nuestros estudiantes no solo tienen abuelos: tienen bisabuelos. Esa es la realidad del país y debemos prepararnos. Lo importante es no infantilizar la vejez, entender que cada persona envejece de forma distinta y merece ser acompañada con respeto y dignidad”.
Para ella, las 11 horas semanales en el CESFAM no son una carga, sino “un tesoro” que le “mantienen conectada con la realidad. Me permite traer ejemplos reales a mis clases. Y, quién sabe, quizás encender alguna chispa vocacional en quienes me escuchan”.
Cuando se le pregunta qué se reconoce en este premio por sus 30 años de servicio, responde con claridad: “Tal vez haber sido visionaria, haber visto antes que muchos que este grupo etario merecía atención, y ponerme a su disposición desde lo que sé hacer: solucionar problemas, no generar trabas. Ese ha sido siempre mi sello”, concluye.