
- El segundo encuentro de Rabel, organizado por el “Raíces” Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Tradicional (CECTU), el conversatorio fue en el Liceo Polivalente Mercedes Marín del Solar, en una jornada dedicada al legado del maestro Urbina.
En la jornada, congregó a integrantes del Conjunto Cuncumén, ex estudiantes del profesor Arturo Urbina y aficionados al Rabel, quienes compartieron experiencias en torno al valor histórico y pedagógico del instrumento. En la apertura, la moderadora, Victoria Garay
académica de la UMCE y Coordinadora General del “Raíces” CECTU, menciona que: “El rabel chileno, es un instrumento de cuerda frotada de raíces campesinas, durante siglos acompañó a cantoras/es, danzantes y juglares rurales”, destacando que gracias al trabajo de Urbina “el rabel dejó de ser un instrumento relegado y pasó a ocupar un lugar vivo en la formación musical universitaria y en la educación patrimonial del país.
En el Conversatorio, la profesora y rabelista Laura Rivara, recordó su aprendizaje junto al maestro Urbina, señalando que: “tenía 3 amores: la música, el rabel y la educación”. Destacó que en sus clases: “nos enseñó que el rabel no era un instrumento rústico ni mal hecho, que era distinto al violín, con un sonido propio que debía ser comprendido y respetado”.
Por su parte, el músico Eduardo Gutierrez, actual director del conjunto musical Cuncumén, valoró la rigurosidad y valentía del maestro al integrar la música tradicional en la academia: “hay que ser valiente para dedicar la vida a un instrumento que muchos no comprenderán; el profesor Urbina investigó, analizó y defendió el rabel como una expresión legítima del alma popular chilena”.
La profesora María Cristina Letelier, exalumna de Urbina, explicó particularidades técnicas del instrumento y el análisis del profesor sobre este mismo: “La afinación por quinta fue la única que se pudo registrar y comprobar en terreno, y es la que el profesor utilizó en la mayoría de sus trabajos”, destaca que estas configuraciones “permiten acompañar distintas tonalidades y ampliar las posibilidades del rabel dentro de la tradición folclórica chilena”.
Por su parte, el músico Jonathan Astete relató su experiencia autodidacta en el aprendizaje del instrumento y compartió su compromiso por mantener viva la práctica del rabel: “Nunca tuve un maestro directo, conocí el trabajo del profesor Urbina después, su investigación me fue de mucha utilidad. Desde entonces intento adaptar repertorios tradicionales al rabel, difundirlo en escuelas, museos, ferias, e incluso actividades con temática medieval”.
El profesor Jorge Matamala, académico del Departamento de Música de la UMCE, ofreció una reflexión en el contexto del conversatorio, sobre las raíces culturales del instrumento, destacando su origen simbólico. “Rabel, proviene del mundo árabe, este instrumento se convirtió en una tradición que unió a Europa y América a través de la música”. haciendo la invitación en reconocer en su forma y sonido “un lenguaje ancestral que conecta lo académico con lo popular”. Su intervención puso en relieve la importancia de comprender al rabel como un objeto parte de una historia que aún resuena en la educación musical chilena.