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Jueves, 08 Noviembre 2018 18:34

Paulina Enero, nueva coordinadora de proyectos institucionales: "Creo que nunca había tenido un trabajo donde el objetivo final fuera tan noble" Destacado

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Sus prioridades están enfocadas en el seguimiento al trabajo de los equipos. La articulación será el siguiente paso.

Desde el 8 de octubre, la coordinación general de proyectos institucionales en la UMCE está encabezada por Paulina Enero Segovia, profesora de Castellano egresada de la UMCE y Magíster en Desarrollo Internacional con mención en Políticas Sociales y Desarrollo Social. En la UMCE es un rostro conocido no sólo como ex alumna en el Departamento de Castellano, sino porque durante los últimos dos años fue analista académica del Departamento de Fortalecimiento Institucional, realizando seguimiento a proyectos financiados por el Ministerio de Educación.

Con experiencia en docencia, investigación educativa, y en gestión, seguimiento y evaluación de proyectos, se ha desempeñado -además del Mineduc- en instituciones como el CIAE de la Universidad de Chile, en ámbitos de mejoramiento del sistema escolar, educación superior y formación inicial docente.

Transitó por dos Divisiones en el Ministerio de Educación: primero la División de Educación General, trabajando en la implementación de la Ley SEP, en un proyecto para crear e implementar el Registro Nacional de Asistencia Técnica Educativa; después en la División de Educación Superior, en formación inicial docente y seguimiento de proyectos. Vivió 4 años en Manchester, donde estudió –gracias al Programa Becas Chile- un Magister en desarrollo internacional con foco en políticas y desarrollo social: “me especialicé en el ámbito de educación y gestión de proyectos. Al volver a Chile, me incorporé a la Divesup en el Mineduc, donde colaboré en la implementación de la Ley de Carrera Docente. Luego me fui incorporando en el seguimiento de proyectos del Departamento de Fortalecimiento Institucional (DFI, ex Mecesup), a través del Convenio Marco de las Universidades Estatales que surgía como una línea de apoyo a la formación inicial docente. Desde el año 2017, me desempeñé como analista académica para diversas instituciones de educación superior, realizando seguimiento a proyectos de diferente índole, pero siempre manteniendo el foco en la formación inicial docente, donde permanecí como encargada de esa área”.

Entre las iniciativas que estarán al alero de esta Coordinación General de Proyectos Institucionales se cuentan el proyecto denominado “Calidad”, focalizado en Universidades Estatales con menos de 4 años de acreditación; el proyecto PMI para el mejoramiento de la formación; el de Convenio Marco, “que eran los antiguos fondos basales que se entregaban a las Universidades Estatales, pero que ahora están condicionados a proyectos, por lo que también requieren del cumplimiento de objetivos y compromisos”. También un Convenio Piloto para el Fortalecimiento de la Formación Inicial Docente UMCE, “que surgió al alero del Convenio Marco, y que es parecido a PMI, con una ejecución a tres años, y cuyos fondos son similares. Está culminando su primer año de implementación y sus objetivos están conectados con el PMI porque ambos apuntan al fortalecimiento de la formación”, así como el proyecto de Fortalecimiento de Universidades Estatales para el área de docencia y acompañamiento estudiantil. El Programa PACE, añadió, también tendría que insertarse dentro de esta lógica de articulación, así como el programa Propedéutico de Pedagogía que tiene la Universidad. 

Sus desafíos en la UMCE 

“Profesional y emocionalmente para mí es muy desafiante porque estoy muy involucrada con la institución, desde siempre. Cuando uno egresa de la Universidad nunca se pierde ese vínculo y esas ganas de volver. Uno le tiene mucho cariño a la Universidad. A nivel profesional es la primera vez que tengo la oportunidad de trabajar en una Universidad desde una mirada más central. Antes había trabajado en la Universidad de Chile, pero en un rol muy distinto porque estaba enfocado en productos concretos, no a nivel de institución”.

“Espero contribuir en lo que pueda para el logro de objetivos. Todo ello va a redituar en una mejor formación de los profesores que egresan de la Universidad. Es un objetivo loable y estoy muy comprometida con ello. Creo que nunca había tenido un trabajo donde el objetivo final fuera tan noble. En el Ministerio claro, uno se compromete por el fortalecimiento de la educación a nivel nacional, pero el objetivo no es tan concreto como el que se tiene acá”.

“La propuesta de coordinación que haré a la UMCE estará de acuerdo al avance de cada uno de los proyectos, por ello me he estado reuniendo con varios de los equipos ejecutores de objetivos. La idea es ir generando mecanismos de articulación entre los diferentes equipos, objetivos y proyectos. Además se hace necesario realizar un tipo de seguimiento centrado en el apoyo, y en constante evaluación de cada una de las acciones”.

Su contribución 

“Siempre es bueno tener una mirada externa, sobre todo de quien ha visto el desarrollo de este mismo tipo de iniciativas en otras instituciones. Creo que es una de las contribuciones que puedo hacer a la institución al haber trabajado en el Ministerio. También se me hace posible relacionar los objetivos de los distintos proyectos con los fines de la política pública. Creo que ese es otro fuerte”.

“El haber estado a cargo de la línea de formación docente inicial en el DFI me permitió interactuar con diferentes equipos que llevan las pedagogías en otras instituciones, por lo que cuento con una red de personas de otras universidades que podrían en algún momento contribuir también a algunos de los desarrollos que se están haciendo acá y viceversa. Sobre todo con los equipos que trabajan en las Universidades Estatales”.

Sus prioridades: “Hoy están enfocadas en involucrarme en el seguimiento con los equipos. La articulación será el siguiente paso. También ir dando apoyo a los equipos con algunas orientaciones para ir cerrando procesos, y una vez que conozca a cada uno de los equipos e identificar dónde están cada una de las acciones, - si están en etapa inicial, otras en desarrollo y otras no han comenzado aún a ejecutarse -, ver cómo articular”.

Trabajo de campo en Uganda 

El Magister que realizó en la Universidad de Manchester contempló un proyecto en terreno: primero de investigación documental de las condiciones estructurales del sistema educativo de Uganda, y luego un trabajo etnográfico con comunidades de tres localidades: en la capital (Kampala) a una zona agrícola de producción de frutas y hortalizas (Masindi); y otra más cercana al Congo (Buliisa), “donde hay muchos campos de refugiados y donde la naturaleza no los acompaña, porque no crece nada. En este lugar los niveles de pobreza son muy altos, así como la mortalidad infantil, o la muerte de la madre en el parto. Está en el completo abandono por parte del Estado y de organizaciones internacionales”.

“Uganda también registra uno de los índices más altos de VIH y es uno de los países de la zona que recibe más apoyo internacional de parte de Estados Unidos e Inglaterra, pero ese apoyo no se traduce necesariamente en contribuir a la mejora del desarrollo del país, sino a la explotación de petróleo. Entonces por cada lugar donde instalan petroleras, construyen instalaciones para colegios y hospitales, pero sin equipamiento. De hecho, visitamos hospitales que tenían absolutamente ningún tipo de equipamiento ni insumos dentro, solo personas enfermas”.

“Este trabajo nos permitió tener una perspectiva de un país que aún no está en vías de desarrollo, que tiene diferentes contextos y una realidad durísima. Me focalicé en investigar sobre educación y brechas de género. El trabajo que realicé involucró visitar colegios con educación media, pocos, porque son escasos los que alcanzan este nivel y menos aún las niñas. En educación básica se ve cerca del 70% de escolarización, pero después ese índice se reduce drásticamente, lo que coincide con la pubertad: altas tasas de embarazo en el caso de las niñas, y en los niños también, porque deben mantener los hogares y trabajar”.

“Las jóvenes son muy inteligentes, podías mantener con ellas una conversación de horas. Tenían perfecta claridad acerca de qué problema afectaba al país y qué problemas las afligían a ellas directamente. Igual a los profesores y las comunidades. Uno va lleno de prejuicios: ‘esta gente no está informada, viven tal vez al día, porque muchos de ellos no tienen acceso, por ejemplo a Internet o medios de prensa’. Pero no, ellos saben perfectamente cuáles son los problemas del país”.

“También resultó desesperanzador ver que jóvenes que fueron becados en sus colegios para estudiar en la universidad, asistieron y se graduaron, pero no encontraron trabajo y debieron volver a su pueblo de origen. Muchos. Porque los buenos trabajos se asignan entre la élite. Así es que la mayoría que había tenido la posibilidad de salir, había tenido que volver. Después de esa experiencia me volví afligida. Al volver a Chile pude ver que a pesar de todo, en nuestro país es posible hacer cosas. Es difícil. Pero se ven algunos los logros. Hay que seguir dando la pelea para que no se pierdan derechos que se han ganado, … como la gratuidad”.

 

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