Desde el año 2010, la UMCE forma parte de las hoy 17 Universidades chilenas que cuentan con Propedéutico, “una instancia de formación y selección de estudiantes, cuyo principio es que los talentos se encuentran igualmente distribuidos entre los jóvenes, independiente del sector socioeconómico de origen y el colegio en el cual estudian”.
El año 2016 se titularon las dos primeras estudiantes que cursaron una carrera en la UMCE a través del programa: Tania Sánchez, de Educación Básica; y Solange Meli, de Kinesiología.
Hasta hoy, 59 jóvenes de la Quinta Región y la Metropolitana han ingresado a estudiar una carrera en nuestra Universidad, en su mayoría mujeres (72, 9 %). Unos minutos bastan para conocer sueños, metas y compromisos que traen bajo el brazo algunos y la perseverancia y vocación presentes en cada una de sus historias.
Entre los 14 estudiantes que ingresaron a primer año (23,7 %) se encuentran Cristián Oporto, Antonia Núñez y Macarena Ramos. Provienen de Rancagua (5,1%), del Instituto Tecnológico Minero Bernardo O’Higgins, primera generación: “por vocación”, dice Cristián, y a la carrera de Pedagogía en Historia: “siempre me fue bien en Historia, pero en tercero medio descubrí que quería ser profesor. Tengo un modelo a seguir, mi profesora, ella me hizo amar lo que ella ama. Quiero tomar todo lo positivo de ella, hacerlo mío, moldearlo y que el día de mañana otros quieran ser como yo”. Para él, como muchos otros, “el propedéutico fue una gran oportunidad. Los profesores sacan lo mejor de uno, más allá de la PSU”.
Antonia, en cambio, se vendrá a vivir a Santiago, y en la UMCE ingresó este año a Pedagogía en Matemática: “iba a estudiar Ingeniería en Minas, pero de un momento a otro y con la misma profesora que Cristián, me di cuenta de que amaba la Pedagogía y la Matemática y que quería enseñarle a otras personas lo que yo aprendí”.
“Valió la pena el sacrificio”, agregó, refiriéndose a las clases que debieron tomar cada sábado durante 5 meses del 2016: "nos levantábamos alas 5 de la mañana porque debíamos viajar a Santiago. Ahí me enamoré del campus, todo verde, todo hermoso. Con gusto veníamos y se nos pasaba la hora volando hasta las 3 de la tarde”.
Macarena quiere ser profesora de Educación Física. “Yo esperaba que llegara el sábado”, señaló, “me encantaba levantarme temprano, conocer gente y a los profesores. Las clases contemplaban Lenguaje, Matemática y Desarrollo Personal, en el que aprendes a conocerte. Aquí me di cuenta de que esto era lo que realmente me gustaba, llevar una vida sana y el deporte”.
“Los profesores son mal vistos hoy, sobre todo de deporte, no se valoran”, reconoció. “Yo quiero cambiar eso, esa es mi meta, llegar a ser una buena profesora, salir adelante. Soy el orgullo de la familia, la primera que entra a la Universidad”, comentó.
Otra de las estudiantes que por estos días inició sus clases es Romina Irrazabal. Su hermana estudia Inglés y ella ingresó a Pedagogía en Matemática. “Cuando le dije a mi familia que quería estudiar esto, me preguntaron ‘por qué’, ‘te vas a matar’, ‘es muy difícil’. Es que antes odiaba la matemática, pero después eso cambió y empecé a enseñarles a mis compañeros aunque fuera complicado. Cuando mis profesores supieron que entraba a estudiar Matemática estaban felices”, contó.
Catherine Gutiérrez viene de La Pintana. Ingresó a la UMCE a través del Propedéutico del 2012, a la carrera de Educación Parvularia: “desde los 12 años quería ser educadora, pero estudié en el colegio para Técnico en Educación Parvularia y hasta ahí era mi aspiración. Uno siempre quiere más, pero no siempre se puede”.
Se presentó al programa por una exalumna de la UMCE y “no lo desaproveché. El año pasado congelé porque tuve a mi hija Emilia y tuvo problemas con la alimentación. Retomo este año. El 2015 vine con 36 semanas. Entonces realizaba mi práctica. Todos me ayudaron y me apoyaron. Mi hija se adelantó. Terminé la práctica con mi hija en brazos”, comentó, al lado de una paciente y pequeña Emilia de 1 año.
“Si me hubiesen dado a elegir otra Universidad y la UMCE”, añadió, “volvería a ésta y la recomendaría porque te enseñan a crear un pensamiento crítico, a valorarte y darte cuenta de que te la puedes”, sentenció.
Su último año de Pedagogía en Biología cursa Dafne Gárate: “me destaco por ser responsable y perseverante. Creo que esa es la clave de la Universidad, conseguir lo que uno quiere y luchar por los sueños”, contó.
Para ella, el Propedéutico fue “una oportunidad que aproveché. Uno después se da cuenta de que la PSU y el puntaje es sólo un número. Las habilidades se ven en la sala de clases, en los trabajos y en las presentaciones”, aseguró. Como a otros de sus compañeros, en el colegio un profesor la “marcó”. Les enseñó “que la pedagogía provocaba cambios y si lo hizo conmigo puede también con otros. Si él lo hizo conmigo, también puedo hacerlo yo”, añadió.
Ya inició su tesis, junto a la profesora Catalina Sabando, e investiga una especie “de la que no se sabe nada. Sólo que es un ancestro de muchos peces, que está en peligro de extinción y que se encuentra únicamente en el lago Rapel”, concluyó.
En similar condición académica está Javiera Pino. Cursa su último año en Biología y se prepara para la etapa laboral. Ella reconoce que el Propedéutico ha sido muy importante en su vida: “siempre tuve el sueño de estudiar Pedagogía para ir a ejercer al sur de Chile, a lugares extremos. La ciencia siempre me ha gustado y quiero llevarla a los lugares donde más se necesita y donde muchas veces no se dan las oportunidades. Esa es la meta que quiero cumplir”, declaró.
“El tiempo pasó volando”, agregó, “y estoy feliz de estar terminando. Lo fundamental es la perseverancia para terminar la carrera”. Agradeció el apoyo permanente del programa y reconoció sentirse orgullosa de formar parte del denominado ‘Prope’.
Entre cuarto y quinto año de Pedagogía en Inglés está Sussette Poblete. Ella egresó del Liceo A - 5 UMCE y siempre le gustó la Pedagogía. Tenía varias opciones: Básica, Matemática, Parvularia e Inglés, y “al final me decidí por el Inglés porque era un reto”, dijo.
“El inglés escolar del sistema público es nulo y al ingresar a la Universidad yo no sabía nada. El primer año fue de frustración y contradicciones. ‘¿Y si no era para estudiar esto?’, me preguntaba. Pero los profesores supieron apoyarme y salí adelante. Ahora me siento preparada para enfrentar una sala de clases, tengo vocación y cariño por la carrera”, aseguró.
Y si bien le gustaría partir en el liceo, también le atrae la educación para adultos: “estoy haciendo mi práctica en la Escuela Pública Comunitaria, en Franklin, que se dedica a la reinserción escolar y trabaja con niños que salieron del SENAME y con adultos que quieren terminar su educación”.
A su juicio, esta es el área de la enseñanza que está más abandonada, “más que la educación pública. Creo importante que se tenga conciencia de las carencias de la educación para adultos. Surgir es el deseo que ellos tienen y a eso me gustaría dedicarme”, culminó.
En el otro extremo de la vida universitaria está Álvaro Reyes, nuevo estudiante de Pedagogía en Matemática: “desde niño quise estar del otro lado de la sala de clases. Me gusta mucho el tema educación y me gustaría trabajar en eso. Quiero ser el profe que nunca tuve y poder cambiar vidas como lo hicieron con la mía”, comentó.
Damaris Estay viene de Peñalolén y comienza a estudiar Inglés. Para ella, el Propedéutico fue la alternativa para ingresar a la Universidad y con gratuidad: “la UMCE, además de estatal, era la mejor opción para pedagogía. Fue la primera y única”, señaló.
Jasmín Segura ingresó a Kinesiología. Para ella, este programa “fue una puerta, una ventana y una casa porque había muy pocas opciones”, aseguró. “Quise estudiar Kinesiología desde que estaba en octavo básico. Me encanta lo que hacen, ayudar a las personas con discapacidad, conectarme con la gente, apoyar sus necesidades. Me encanta la Kinesiología”, declaró.
Los requisitos para formar parte del programa son estar cursando Cuarto año Medio en un Liceo Científico Humanista que forme parte de la Red Propedéutico UMCE. Obtener un promedio de notas que los ubique en el 10% superior de su respectivo curso y cuya vocación profesional se oriente por las carreras de la oferta educativa de la UMCE.
Los estudiantes mejor ranqueados que aprueben el Propedéutico UMCE y obtengan la Beca de Excelencia Académica (BEA) pueden estudiar una carrera sin requerimiento de un puntaje mínimo de admisión en la PSU, aunque igualmente deben rendirla.