Para reflexionar sobre los desafíos, adaptación y la resignificación del espacio y los procesos formativos en tiempos de pandemia, la coordinación del innovador programa de Magíster en Didácticas Integradas para la Educación Básica, único de su especialidad en el país, reunió a tres actoras del sistema educativo, quienes compartieron experiencias desde sus distintos roles.
En la cita, organizada en el marco de la difusión del programa de postgrado que comenzó sus postulaciones este lunes 4 de octubre; Bárbara Rocha, académica, investigadora, estudiante de doctorado y Magíster en Educación de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, se refirió a los retos que la pandemia impuso a personas y comunidades en todo el mundo.
Desde el 2020 hasta hoy, dijo la profesora Rocha, “todos los sectores tuvieron que organizarse para esta realidad, instaurando nuevas maneras de estudiar y trabajar. Las casas tuvieron que adaptarse a los moldes escolares y laborales, y la tecnología e internet ganaron centralidad. Casa, trabajo y escuela tuvieron que mezclarse en un solo lugar”.
Ante este escenario, la académica abordó la situación que aún afecta a muchas personas: “cómo establecemos el límite del tiempo para el trabajo si ahora está dentro de nuestras casas, cómo establecer un momento que sea saludable y productivo, cómo lograr que elementos distractivos como juguetes o videojuegos no alejen a los niños y niñas del momento de estudio, cómo ayudarles en el proceso de aprendizaje, cómo lidiar con los ruidos de los espacios compartidos, cómo dar cuenta de ser madre, padre, profesional, realizar labores domésticas y tantos desafíos diarios que tenemos”, planteó.
Por otra parte, la investigadora advirtió que las diferencias sociales aumentaron durante la pandemia. En Brasil, comentó, “99% de las escuelas suspendieron las clases en el 2020 y 48 millones de estudiantes dejaron de frecuentar las actividades presenciales. Cerca del 53% de las escuelas públicas lograron mantener el calendario escolar, mientras el 70% de las escuelas privadas mantuvieron sus programas”. Con la vuelta a la presencialidad parcial, sostuvo, Brasil ahora enfrenta problemas de infraestructura escolar y conectividad para realizar clases híbridas.
Más allá de las dificultades que han enfrentado las comunidades escolares, la profesora enfatizó que “ahora es necesario conocer las demandas de las y los alumnos, observar los avances, monitorear las dificultades y los retrasos, para después, evaluar acciones que sean realmente efectivas para las y los estudiantes”.
La realidad local
La directora de la Escuela Bremen de la comuna de El Bosque, Jennifer Clark, quien durante 15 años ha participado en procesos de alfabetización, reveló la realidad de su comunidad, la que, a nivel económico, fue duramente afectada por la pandemia.
A la incertidumbre, comentó la directora, se sumó el manejo de nuevas herramientas tecnológicas que las y los docentes debimos aprender y comenzar a utilizar: “si es difícil enseñar a leer a niñas y niños de primero Básico presencialmente, más aún es hacerlo a través de una pantalla”, aseguró.
En general, agregó, las y los profesores estamos muy estresadas/os: “somos conejillos de Indias, nos piden hacer clases online, nos piden hacer clases híbridas y poner en práctica planes de funcionamiento”.
Respecto al modo de sortear las dificultades, la profesora Clark señaló que lo más importante ha sido la comunicación constante con las y los apoderados, el trabajo con el cuerpo docente, la cooperación e ideas para que todo funcione y la construcción de comunidades de aprendizaje.
En el mismo sentido, la estudiante de Educación Básica de la UMCE, Loredana Segovia, quien es madre de cuatro hijas, relató cómo ha enfrentado los procesos formativos en el último tiempo, desempeñando múltiples funciones y tratando de lidiar con las exigencias domésticas: “en mi casa hubo un cambio de roles, mi marido tuvo que asumir el cuidado de nuestras hijas mientras yo me he dedicado a trabajar y a estudiar”.
La pandemia, sostuvo, en mi familia generó impacto económico, hacinamiento y detonó factores psicológicos y emocionales: "tuvimos que resignificar el hogar, los tiempos, las prioridades y utilizar la educación como herramienta de bienestar. Mi hogar está basado en la educación”, concluyó.
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