Paula conformó el equipo de seis deportistas acuáticos –tres mujeres y tres hombres- de la selección chilena de clavados, que se ubicó en el segundo puesto por equipos, con un total de nueve medallas de plata y cinco de bronce, según informó la misma Paula Sotomayor: “Nos fue muy bien”, dijo “el rendimiento fue excelente y todos obtuvimos medallas en nuestras respectivas pruebas y categorías”. De hecho, los chilenos sólo fueron superados por los colombianos, cuya selección cuenta con clavadista olímpicos.
Con 25 años, Paula practica este deporte desde los 8, y los últimos 8 en alto rendimiento: “Cuando empecé, no teníamos en el Centro de Entrenamiento Regional una piscina techada para entrenar. Era muy difícil porque todo se hacía en seco –gimnasio y cama elástica- y sólo en verano lográbamos practicar en agua. Entonces trabajábamos en sacar todo el año saltos nuevos, pero en la práctica sólo en verano en agua. Así llegábamos a las competencias con una gran desventaja, porque si bien el entrenamiento principal es en seco, debes tener práctica con la sensibilidad de entrar al agua”.
Así fue hasta el 2010, agregó, año en el que tuvieron más salidas internacionales con concentración de entrenamiento para ganar más experiencia. “El 2014 techaron la piscina del estadio Nacional, para los Sudamericanos, lo que permitió iniciar entrenamiento constante en agua”. Pero las dificultades no terminaron aquí, porque surgiría un nuevo problema: “la piscina filtraba, a veces tanto, que suspendían los entrenamientos”.
El año 2015 decidió congelar su carrera de Kinesiología porque consideró “que no era compatible. Me sentía mediocre haciendo las dos cosas a medias. Creía que podía dar mucho más en el deporte y también mucho más si me dedicaba sólo a la Universidad. Decidí dejar Kine y entrenaba tres veces en el día: dos entrenamientos técnicos y uno de preparación física, que equivalían a unas 6 o 7 horas”.
Pero el 2016 retomó su cuarto año: “me había propuesto una meta en el deporte, que era la clasificación a los Juegos Olímpicos. Me planteé campeonatos específicos, como los Juegos Panamericanos, el Preolímpico y el Sudamericano de Colombia. No logré clasificar a los Olímpicos, pero después me fue bien el Sudamericano”. Con eso pensó que había cumplido su ciclo y decidió volver a la carrera.
“Del deporte no voy a vivir, tengo que volver a estudiar y terminar mi carrera”, aseguró, aunque sabe que también es posible que se encuentre en el mejor momento de su carrera deportiva: “he tenido el mejor resultado de mi vida, pero lamentablemente el deporte en Chile es más por el amor al arte que otra cosa. No pretendo llegar a los 28 años sin nada que me sustente; en el deporte te lesionas y sales. Es muy inestable”. Pero no pretende abandonar el salto: “No me imagino dejarlo, pero la idea es priorizar la carrera, el estudio, terminar. Seguiré entrenando”, aseguró.
Estudió Kinesiología justamente por su relación con el deporte: “con las lesiones, llegaba al kinesiólogo y empecé a conocer más de la carrera y me gustó”. Se visualiza profesionalmente en el área de trauma, musculoesquelético o deportivo porque es lo que más le acomodaría hoy.
Sobre su formación, explica que en la UMCE “enseñan a valorar que más allá de los recursos económicos, el recurso humano es más importante. Los profesores con los que trabajo, siento que te dejan su experiencia personal, nos enseñan a ser más prácticos, más ingeniosos y creativos y salir adelante”, concluyó.
Clavados
Son un deporte donde se ejecutan saltos ornamentales. El origen de esta modalidad data del siglo XVII, cuando los gimnastas suecos y alemanes comenzaron a practicar acrobacias saltando sobre el agua para evitar el contacto con el pavimento al caer. Es un deporte olímpico desde los Juegos de San Luís 1904 y las pruebas femeninas comenzaron ocho años después en los Juegos de Estocolmo 1912.
Requieren mucha capacidad física y técnica. Los participantes realizan una figura, o una serie de figuras, cada una de las cuales tiene un grado de dificultad asignado y deben zambullirse en el agua de la forma más limpia posible.
Selección chilena de clavados se ubicó en el segundo puesto por equipos, con un total de nueve medallas de plata y cinco de bronce.
Paula Soromayor, en esquina derecha.