Al inaugurar el encuentro, el rector de la UMCE, Jaime Espinosa, describió el momento y el actual escenario de reformas para pensar en un nuevo profesor para el futuro de Chile, como señala el título del encuentro: “nos hemos preparado para proyectar el futuro de nuestra Universidad, desde una comunidad que quiere estar comprometida con el cambio de la educación y de su contribución en la construcción de una sociedad, más justa y solidaria. En este sentido, asumimos el desafío de pensar la transformación de nuestro quehacer en función de enriquecer las experiencias formativas y de aprendizaje de nuestros estudiantes”.
A su vez, Gabriel Salazar también subrayó el sentido del seminario, en el sentido “ciertamente los organizadores hicieron un guiño importante a la historia (…) la educación sin guiños a la historia es muy posible que no sea una buena educación”.
Salazar inició su conferencia con un diagnóstico histórico del último tiempo, sosteniendo que desde el año 82 al día de hoy hemos estado viviendo una ‘ruptura histórica’, un “cambio de época”. Después de esa fecha, señaló, “desaparecieron los proyectos nacionales de desarrollo (…). Ningún gobierno chileno después del ’90 ha planteado un plan nacional de desarrollo. El desarrollismo ha desaparecido del lenguaje de los políticos. Nadie ha planteado definiciones cualitativas para cualquier reforma educacional, se parte evaluando a los profesores, se parte hablando de la parte financiera de la educación, pero no de sus contenidos”.
Citando a varios autores, agregó que “los estados nacionales no pueden en rigor plantear políticas de desarrollo nacional creíbles”, y sólo toman medidas de ajuste a las acciones que plantea el capital financiero internacional. En esa lógica, dijo, está claro lo que se requiere de la educación: “necesitan que se convierta en una ciencia en sí misma, en una ciencia telúrica pura, que piense en la educación a nivel global, por todos y para todos, que centralice la reflexión educativa y desde allí emanen políticas que se apliquen a todo lo ancho de la globalización”.
Así las cosas, enfatizó, lo importante hoy es “el nuevo conflicto entre una globalización que exige que la educación se convierta en una ciencia universal manipulada por los centros de poder de esa globalización, y las comunidades locales, que en Chile han ido apareciendo después de cien años de ausencia casi –Asamblea Territorial de Magallanes, Asamblea de Aysén, Asamblea de Freirina, Asamblea de las Comunidades Diaguitas de Pascualama, Asamblea del Pueblo del Huasco del Valle, Asambleas de Chiloé, etc-“.
Desde el 2011, señaló, ha habido un movimiento de formación de asambleas territoriales de manera creciente, “que partieron luchando contra grandes empresas que destruían las condiciones y calidad de vida local”.
El gran desafío “es que hoy tenemos que educar, en primer lugar, al ciudadano, y al niño y al muchacho para que sea ciudadano soberano y parte de una comunidad soberana, para que aprenda a tomar decisiones deliberadas en asamblea, de abajo hacia arriba, pero que además se ejecuten, que aprenda ese niño a ser ciudadano, que le exija responsabilidad política a los eventuales representantes del pueblo que hasta el momento son responsables ante nadie”. Esto, porque la educación tiene que hacerse cargo del problema histórico real que se vive en Chile, concluyó, “creo que es un gravísimo error de despiste pretender que la educación es una ciencia pura y que los expertos en educación tienen que mandar los sistemas y las reformas”.
Luego, Alberto Mayol también presentó un análisis crítico de la educación: y si “Salazar planteó una disyuntiva entre paradigmas”, expresó, “yo les quiero decir que lo que estamos viendo no es un paradigma educacional, no califica”.
Analizando el currículo por competencias, señaló que “desanclado de su objeto, el ser humano que le procuró un saber será capaz de olvidar el objeto y mantener la capacidad que generó ese objeto”, lo que calificó como peligrosísimo porque “nos hemos convertido en usuarios Windows. No sabemos qué hay detrás de todo eso (…) pero el mundo es una cosa bastante más compleja y más importante”.
“Esto es más grande que el problema de un paradigma”, aseguró, “estamos enfrascados en un conjunto de discusiones sobre la calidad. Creo que debemos enfrascarnos en un conjunto de discusiones sobre la capacidad de diagnóstico en el mundo que vivimos, sobre el desarrollo de los lenguajes”. Sobre las razones por las que esto ocurrió, declaró que “fuimos completamente acríticos respecto del proceso de modernización. Nos dijeron hay proceso de modernización y dijimos ‘bueno, ya’. No fuimos capaces de poner en cuestión”.
Al describir el momento que hoy vive la educación, dijo que “está en una observación de sí misma, ensimismada, y algo de eso está bien, pero estamos en una discusión financiera, indispensable porque teníamos el gasto privado (de los hogares) más grande del mundo en educación (22%)”.
El congreso “Desafíos de la escuela y el aula en el siglo XXI”, es organizado por los Departamentos de Formación Pedagógica, Educación Parvularia y Alemán de la UMCE, y dirigido a académicos, estudiantes universitarios, profesores del sistema escolar y estudiantes de educación media.
El secretario académico de Formación Pedagógica, Fabián Castro, como parte del equipo organizador de este encuentro, explicó el sentido de este congreso, dirigido a profundizar elementos de reflexión sobre educación y la relación con sociedad “en la perspectiva de introducir elementos potentes que permitan mejorar la formación inicial, como también la de profesores en ejercicio. En ese sentido, el congreso se convierte en un escenario de gran oportunidad porque permite tensionar los actuales lineamientos y soportes que tiene la estructura económica y social de nuestro país”.
Con los aportes del profesor Salazar y los soportes del sociólogo Alberto Mayol, añadió, “nos introduce en elementos que nos permiten reflexionar para transitar hacia acciones de transformación que necesita no sólo nuestra Universidad, sino la sociedad y el sistema en su conjunto”.
La directora de Formación Pedagógica, Nancy Godoy, coincidió con este juicio y agregó que ambos actores están conectados permanentemente con la realidad y a la vez logran articular su quehacer académico precisamente con lo que ocurre, tanto en la sociedad, como en las distintas esferas del quehacer social: “desde esa perspectiva, estos actores se convierten en elementos indefectibles como personajes de discusión, reflexión y planteamiento crítico que nos ayudan a hacer de este congreso una oportunidad importante de los estudiantes y la comunidad en general”.
Nancy Godoy expresó esperar que este encuentro mantenga su tradición de “conversar los temas actuales de la educación, que nos afecta como tema a todo el país. La educación es un tema atractivo para todas las personas, por lo que representa una oportunidad de encontrarnos en el diálogo con figuras importantes que traen la contingencia, el pasado y la experiencia, tienen una visión y experiencia educativa. No es improvisación, sino investigación, cuyo producto analizaremos”, concluyó.