Con el objetivo de conocer más sobre la formación que entregan a sus alumnos, 26 centros de educación superior aplicaron en 2014 un cuestionario a un total de 740 estudiantes que estaban cursando su último año de Pedagogía Básica. El sondeo -que contó con financiamiento del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico- fue desarrollado por un grupo de instituciones lideradas por las universidades Católica y Metropolitana de Ciencias de la Educación, con apoyo de la Fundación Chile. Pretende monitorear si las mejoras que los establecimientos están introduciendo se reflejan o no en aquello que sus estudiantes reportan.
"De acuerdo a las respuestas de los futuros profesores es posible concluir que han tenido amplias oportunidades para aprender acerca de la enseñanza y el aprendizaje en términos generales. Por ejemplo, han aprendido a planificar secuencias de clases, han estudiado teorías sobre cómo se desarrolla el pensamiento infantil y han podido observar niños a la luz de estas teorías", explica Lorena Meckes, psicóloga, magíster en Educación e investigadora del Centro de Estudios sobre Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe) UC.
"Sin embargo, han tenido menos oportunidades para formarse en cómo los niños aprenden y cómo se enseña cada asignatura en particular. Por ejemplo, un profesor puede saber que es muy importante considerar lo que ya saben y entienden los niños cuando se enfrenta una materia nueva, pero también es necesario que conozcan, para cada asignatura, cuáles son las preconcepciones más habituales que ellos tienen", agrega Meckes.
En casos como Matemáticas, esto supone saber que al enseñar fracciones es necesario verificar si los escolares comprenden que un número con un denominador más grande, no necesariamente implica que la fracción es una mayor, por ejemplo.
Saber y poder
El cuestionario que se aplicó permite a los estudiantes y a las instituciones que los forman evaluar las oportunidades que han tenido los alumnos para alcanzar los estándares definidos para los egresados de Pedagogía Básica, que señalan lo que estos deben saber y poder hacer.
"En consistencia con estos estándares, el cuestionario incorpora la evaluación de las oportunidades para desarrollar habilidades blandas. Se pregunta si tuvieron la oportunidad de coordinar la actividad docente con otros profesores o profesionales afines, de diseñar estrategias de interacción acogedoras y estimulantes, de preparar clases para favorecer el desarrollo personal y social de los estudiantes", explica la psicóloga y también magíster en Educación Ana Cárdenas, académica del Departamento de Formación Pedagógica de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE).
"Los resultados de la aplicación piloto del cuestionario muestran que los estudiantes perciben altas oportunidades de formación en las habilidades blandas vinculadas a su compromiso y responsabilidad profesional, respecto de la atención al aprendizaje y desarrollo de niños y en relación con las habilidades para gestionar las clases; no así para el desarrollo de habilidades que les permiten insertarse en las comunidades escolares", dice.
Otra área a trabajar apunta a lograr que los docentes sean capaces de enseñar en aulas más heterogéneas, un tema importante, considerando que los cambios educativos propuestos en el país apuntan justamente a este objetivo.
"Las áreas donde los estudiantes de Pedagogía perciben menos oportunidades dicen relación con la preparación para atender a la diversidad, para integrarse al ambiente escolar y asumir un rol activo en la organización escolar, para insertarse en la cultura escolar y al mismo tiempo contribuir a su transformación", plantea Emily Dobbs, socióloga y doctora en educación, también parte del Departamento de Formación Pedagógica de la UMCE.
Ensayar más
Solo en ocho de las 26 instituciones evaluadas, los estudiantes destacaron haber tenido oportunidades de acercarse de modo progresivo y protegido a la práctica de profesor. Mientras Lenguaje fue evaluada como la materia donde los alumnos sentían tener más práctica en terreno, "Historia, Geografía y Ciencias Sociales es el área en que la apreciación de estas es menos positiva y en la que parecen predominar estrategias de formación más teóricas y más lejanas a un enfoque basado en la práctica", cuenta Meckes.
Cuando se hace mención a la falta de práctica, los futuros profesores no solo se remiten a la idea de insertarse inmediatamente en un colegio, sino que piden más ensayos en las salas de clases universitarias y frente a sus compañeros. Haciendo uso de los juegos de rol, se puede ensayar de forma más controlada cómo desempeñarse en entrevistas de apoderados, o de qué manera dar inicio y término a una clase.
"Concentrarse de forma excesiva en el conocimiento y la teoría implica que el profesor va a tener muchos vacíos que llenar cuando se pare frente a una sala. Y ahí no solo sufren ellos, sino los estudiantes, que no van a tener acceso a la buena enseñanza que se merecen", plantea Deborah Ball, decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Michigan, especialista en el área de formación docente.
De visita en Chile, la estadounidense -que no tuvo relación con el proyecto- también resalta la necesidad de "practicar en situaciones simuladas con colegas antes de probar técnicas con alumnos, sin que exista una noción de qué se espera. Antes de dirigir una discusión o explicar una idea compleja, se necesita de estos ambientes seguros de retroalimentación", dice.