La Rectora Elisa Araya Cortez participó en el seminario "50 años de Educación en Chile: el cambio paradigmático de 1973", que se realizó en la Universidad de Santiago, donde rectoras/es y autoridades de educación plantearon sus reflexiones en torno a los cambios que ha tenido la educación superior chilena.
En la ocasión, también se refirieron a la ruptura de la cohesión social por el desmantelamiento de la educación pública, situación ocurrida en los años subsiguientes al golpe cívico militar. La Rectora Elisa Araya explicó que “las primeras escuelas del sistema público estatal eran escuelas donde todos iban juntos. Era un punto de encuentro donde no había distinción de clase, todos íbamos a las mismas escuelas y ahí existía un tejido social que permitía que las personas desde muy niñas se conocieran y eso hace que se aprendan a respetar y poder en un futuro trabajar juntos".
“Lo que ocurre después del golpe, con las reformas estructurales que genera la dictadura cívico militar, es que las escuelas se municipalizan, se deja libertad de enseñanza; entonces, el que tuviera recursos podía poner escuelas y se creó el financiamiento compartido, donde se le pide a los padres que aporten y ahí comenzó a segregarse las escuelas, con escuelas para ricos y para pobres. Hoy tenemos sistemas educativos extremadamente segregados, donde tú solo te juntas con iguales y se genera desconfianza y sospecha con el diferente”, sostuvo.
“Es a esto a lo que le llamamos fractura en el tejido social, porque ya no estás compartiendo con tus compañeros distintos y generando relaciones de respeto por la diversidad, de forma real. Se destruyó esa escuela donde todos se encontraban”, agregó.
Cambio en el modelo de desarrollo
La Rectora Elisa Araya también abordó cómo se fue empobreciendo la escuela pública, mediante un proceso sistemático diseñado para el objetivo de desmantelarla. “Este cambio no ocurrió de la noche a la mañana. Fue una estrategia de cambio en el modelo de desarrollo que implantaron, tanto militares, como civiles que tenían la lógica neoliberal de reemplazar la idea de la educación como un derecho humano fundamental a la educación como un servicio, como un bien de consumo que se paga. Si tienes recursos pagas por un mejor servicio, si no lo tienes, pagas por un mal servicio”.
Sobre los desafíos para poder superar la precariedad de la educación pública la rectora Elisa Araya aseguró que sin una educación pública robusta seguiremos anclados en el subdesarrollo y dijo que debemos día a día reafirmar el gran poder de la educación. “Debe estar puesta al centro de la conversación dentro de un grupo de seres humanos que están pensando en el futuro”.