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Jueves, 27 Diciembre 2018 20:59

#TituladaUMCE Marianela Mancilla: Tras egresar de un liceo de adultos, estudió en la UMCE y hoy cumple su sueño trabajando en una escuela hospitalaria Destacado

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Marianela ingresó a los 31 años a la carrera de Pedagogía en Educación Básica.

La historia de Marianela Mancilla es la de una ex estudiante muy particular. Ella ingresó a la UMCE en el año 2008, cuando tenía 31 años, para estudiar Pedagogía en Educación Básica, titulándose en 2014. "Provengo del sistema de educación de adultos, municipal y técnico profesional", cuenta orgullosa mirando hacia atrás. "Decidí entrar a esta carrera por convicción, ya que la enseñanza fue para mí la única esperanza y quería que aquello se replicara en otros niños de condición socioeconómica compleja. Llegué a la UMCE, sin saber que era la mejor opción para estudiar la carrera, gracias a mi NEM, el cual fue fruto de tres años estudiando en un liceo de adultos de la comuna de Pudahuel", explica hoy la docente que se desempeña en el área de la pedagogía hospitalaria.

-¿Qué significó para ti estudiar en la UMCE?

-La UMCE fue un lugar que me marcó en todas las dimensiones de la vida. Reafirmé allí mi posición frente a la pedagogía y a la vida en general. Las herramientas de vida y científicas que recibí se transformaron en el andamiaje que necesitaba para el desarrolllo de la profesión, a pesar de que la realidad en las aulas chilenas es cruda y no se remite para nada al idealismo con que pudiéramos visualizarla desde la universidad.

-¿Tienes algún referente o alguien que admires en tu área?

-Referentes son los personajes que han hecho aportes en la filosofia de la pedagogía social y afectiva, aquellos a los que tantas veces leí y que hoy consulto en el ejercicio de la docencia. En las aulas de la universidad muchos profesores ayudaron a reafirmar mis convicciones y son recordados hoy con cariño y gratitud como Maximino Fernández, Marcelo Casis, Gustavo Araya, Patricio Ross, Ana María Xandré, Mauricio Contreras, Luis Rubilar, entre otros. Seguramente se me olvida alguno, pero todos en general fueron parte importantísima de esta formación personal y profesional.

-¿Cómo fue tu ingreso al mundo laboral?

-Mi primera experiencia profesional en el aula fueron las prácticas y la práctica final, pero mi primer trabajo, antes de titularme, fue en el liceo en que había cursado la enseñanza técnico profesional y media. Fue una experiencia descomunal. Mis antiguos profesores de hace unos años, ahora eran mis colegas y me costaba tener un trato más coloquial con ellos. Creo que era un ejemplo para los alumnos que ahora yo atendía o, por lo menos, los profesores así lo hacían saber, diciéndoles que yo había sido alumna del liceo y que ahora era una profesora que enseñaba allí. Esos meses fueron intensos. Hice allí un reemplazo, mis intenciones eran quedarme, ya que aquel lugar era como mi casa y siempre me vi realizando clases allí, pero debía aprender y ver más. No fui contratada, así que tuve que buscar otro lugar, pero mi primer sueño se había realizado.

-¿Qué nos puedes contar de cómo llegaste a trabajar en el área de pedagogía hospitalaria? 

-Mi llegada al aula hospitalaria se produjo después de un peregrinar por varios colegios, entre contratos a plazo fijo que duraban a lo mas un año y reemplazos en lugares varios. Desempeñé varias funciones en paralelo a la de docente, tales como inspectora de patio y asistente de aula. Hasta que fui convocada a una entrevista en la escuela hospitalaria Roberto del Río, donde se me seleccionó entre varios profesionales y me enteré de lo distinto que era este mundo y el desafío que ello requería. Mi visión personal de la educación siempre fue social y afectiva y buscaba intencionalmente desempeñarme en lugares en que pudiera realizar esta visión, como alfabetización de adultos, aulas carcelarias u hospitalarias. Buscando esa pedagogía me encontré con mi trabajo actual, en el cual me siento extremadamente felíz, afortunada y satisfecha.

-Cuéntanos cómo ha sido esta experiencia.A la izquierda, la profesora Jaqueline Sepúlveda, también de la UMCE.

-Esta experiencia ya lleva casi 2 años, es totalmente distinta y dinámica. He aprendido muchísimo, nos movemos dentro de protocolos distintos a los convencionales, enlazados directamente con el sistema de salud. Los niños se encuentran en condiciones delicadas, la mayoría son oncológicos, otros de salud mental y, en general, presentan patologías que requieren hospitalizaciones y tratamientos de muchos meses, a veces años, razón por la cual existe la escuela hospitalaria. Me desempeño como profesora jefe de una aula multigrado. Tengo a mi cargo el segundo ciclo de educacion básica completo, con una matrícula de 14 alumnos, más una cantidad de otros estudiantes que acuden a controles y que viven en otras ciudades de Chile, sobre todo en el norte. Las experiencias aquí son muchas, podría relatar tantas, entre ellas las más fuertes, como los fallecimientos de algunos de nuestros estudiantes con leucemias de diversos tipos. Sin embargo, para no sesgar la visión de estas escuelas les puedo contar que realizamos tantas actividades de todo tipo como cualquier otro centro educacional. Los niños son muy dados al ejercicio de las artes en general, los actos son una delicia para el espectador y ellos, a pesar de su condición de salud, trabajan muy duro y dan lo mejor de sí. Soy una persona afortunada de tener el trabajo que tengo y eso me insta a contar mi experiencia, ya que sé que esto puede ayudar a otros.

Marianela nos comparte este video sobre la inclusión, realizado en la Escuela hospitalaria Roberto del Río:

Visto 1567 veces Modificado por última vez en Viernes, 28 Diciembre 2018 15:58