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Lunes, 07 Septiembre 2015 00:00

La ruta de un profesor "taxi". Publicación de La Tercera Destacado

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La ruta de un profesor "taxi". Publicación de La Tercera La Tercera

Mientras conduce su automóvil,  este docente de 31 años, egresado de Filosofía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Umce), comenta que tres días a la semana su jornada laboral termina a las 11 de la noche.

La necesidad de obtener un mejor ingreso ha llevado a muchos docentes en el país, tanto en escuelas como universidades, a desempeñar su labor en más de un recinto educacional. ¿Cómo es vivir contra el tiempo? ¿Qué dificultades enfrentan? Esta es una de esas historias.

Todos los jueves, la jornada del profesor de filosofía Alvaro Villena comienza temprano. Se levanta a las 6 de la mañana, desayuna, se despide de su familia y sale raudamente desde su domicilio, en la comuna de Puente Alto, con destino a uno de sus trabajos, un establecimiento educacional emplazado en La Pintana.

El día será largo para Alvaro. Le esperan unas 14 horas dictando clases en tres establecimientos de distintos puntos de esa comuna. Casos como el suyo se multiplican por la ciudad y el país, con docentes motivados por la expectativa de tener un mejor pasar económico.

“Tuve que estar en tres colegios para tener las 44 horas. Entre los cambios de colegios y horarios, la jornada se alarga bastante”, comenta el maestro, precisando que sumando los tres establecimientos logra un sueldo líquido mensual de entre 650 mil y 700 mil pesos.

Mientras conduce su automóvil,  este docente de 31 años, egresado de Filosofía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Umce), comenta que tres días a la semana su jornada laboral termina a las 11 de la noche. “Sin auto no lo podría hacer y menos con la locomoción que hay por acá”, subraya.

La primera parada del día es en el Liceo de Adultos CEIA. En ese lugar, Villena imparte clases a cerca de 30 personas mayores de 18 años, que no han podido completar sus escolarización.

“Hacemos debates sobre temas contingentes; el bien y el mal; la libertad; sobre la identidad; si ellos se consideran personas libres. Temas que les puedan interesar y poner en práctica”, comenta respecto de los contenidos de sus clases, donde estudian a autores de la talla de Sócrates y Friedrich Nietzsche.

Cuando el reloj marca casi las 13.30, el profesor se despide de los alumnos y enfila en dirección al segundo colegio del día; el Liceo Simón Bolívar, ubicado a unos 15 minutos en auto, donde les hace clase a alumnos de enseñanza media.

Tras estacionar su vehículo y saludar a los docentes del recinto, se dirige a un pequeño comedor donde se da un respiro para almorzar.

“Trato de llegar un poco antes de la hora de la clase y en ese rato almuerzo. A veces en 15 minutos”, sostiene.

El diálogo fluye durante este intermedio. “Sin duda que uno de los temas más complejos de los horarios extensos es que afectan la vida personal. A mi polola en la semana casi no la veo”, dice, y agrega que “por eso opté, en lo posible, por no llevarme trabajo para la casa, porque es poco el tiempo libre para mí y para compartir con los míos”.

“Me apasiona educar”

En el tercero medio del Simón Bolívar, Villena comienza la clase  de filosofía. El tema de apertura del día es la movilización de los camioneros. Los alumnos argumentan sus puntos de vista.

“Aquí es donde necesitamos la filosofía. Probablemente, cuando los alumnos salgan del colegio, no van a ver un libro de filosofía. Por ejemplo, en el Instituto Nacional, es posible que  haya familias que  lean un libro a la semana o al mes. Aquí hay  muchos niños que ni siquiera tienen internet”, subraya Alvaro.

Agrega que fue él quien escogió trabajar en esta comuna. “Yo también nací en una población. Mi papá era chofer de micro y sé el sacrificio que hizo. Yo siento que aquí es donde se les tiene que demostrar a los niños que con esfuerzo se puede estudiar algo, con esfuerzo se puede llegar adonde uno quiere y que no es la sociedad quien te dice quién eres”.

La clase culmina a las 17.30 en punto. El docente tiene una ventana de tiempo de una hora antes de dirigirse al tercer establecimiento, el Liceo El Roble, donde realiza clases a adultos. En este intervalo, generalmente, se dedica a revisar los trabajos de sus pupilos.

“Reconozco que es un trabajo bastante arduo, pero me gusta el desafío, me apasiona educar. No me veo haciendo otra cosa”, dice.

Para el docente, las condiciones laborales y el valor que se da a los educadores son materias en deuda de parte de la sociedad. Estos son aspectos que los profesores esperan  fortalecer con el proyecto de carrera docente, el cual se encuentra en votación en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados.

“Hay un problema de los sueldos. Por ejemplo, conseguir un crédito hipotecario en un banco es difícil”, dice el maestro, y agrega que “eso es parte de lo que se ha luchado en las movilizaciones. Hay que darle al profesor el rango que merece”,

Villena añade otra reflexión: “Creo que los profesores no tienen el respeto que se merecen. Es un trabajo que tiene tanta responsabilidad y, a la vez, es tan estigmatizado. A veces  hay un curso difícil  y si no hay un resultados los padres culpan al profesor”. Termina estas palabras, mira la hora y se queda callado. Es el momento de partir a la última clase de la jornada.

Fuente: La Tercera, María José Jarpa
http://www.latercera.com/noticia/nacional/2015/09/680-646039-9-la-ruta-de-un-profesor-taxi.shtml
06 de septiembre del 2015

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