Por Andrés Latorre
Profesor de Historia, Geografía y Educación Cívica
Encargado de Comunicaciones del Museo del Instituto Pedagógico Valentín Letelier
Siempre hablamos acerca del Pedagógico como parte de la historia educativa chilena, de sus personajes que se aproximan sin importar las décadas de diferencia o el lugar donde caminaban entre ambiciones, creación, estudios y enamoramientos juveniles, para conformar este patrimonio inmaterial nacional.
Sin embargo, ¿qué sucede con el Museo que alberga todo ese trabajo, todas esas historias?
Vicisitudes sería la palabra correcta para dar cuenta de las peripecias y acciones que han dado forma al Museo institucional. Porque las alegrías no son escasas, pero abundan igual que las tristezas o momentos inesperados.
La historia preliminar del Museo universitario
La idea del Museo se sembró en el año 1989, el centenario del Instituto Pedagógico, en aquel momento, disminuido, amputado de su alma máter, con un nombre largo que no recogía la impronta y el espíritu de aquella máquina educativa con la vista puesta en el progreso. Jesús González, decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la época, solicita la ayuda a Jovita Díaz, estudiante en práctica y a Lucía Godoy, quien se desempeñaba como administrativa. Estas tres personas, levantaron las actividades que significaron un soplo de vida para una nueva etapa del Pedagógico, que, hasta el momento, lo cargaban las y los estudiantes con las manifestaciones y protestas, que recogían apenas un hilo de lo que alguna vez fue.
Con esta conmemoración, se despertó una inquietud en Lucía Godoy: la curiosidad por saber más de la historia del Instituto Pedagógico y la posibilidad de un lugar donde apreciar y/o contar esa misma historia.
El primer encuentro con las fichas académicas (uno de los tesoros del Museo) se concretó gracias a las gestiones realizadas por el jefe de Archivos de la época, Mario Quezada, en una visita guiada a los subterráneos de la casa central de la UMCE. “Era un lugar oscuro y aislado, con fichas académicas desordenadas y desparramadas en el suelo”, menciona Lucía recordando esta experiencia semejante a una historia de misterios paranormales, aunque este lugar, también podría decir bastante sobre eso.
La recolección e investigación se llevó a cabo durante años, en especial cuando ocupó el cargo de jefa de Archivos, donde profundizó sobre la historia y el valor patrimonial de una cantidad indecible de documentos que se perdían en identidades olvidadas.
Es el 2009, cuando se configura el proyecto de un museo para albergar los años de trabajo recolector, clasificador e investigativo, empujado por la fuerza del dolor y la pérdida de la pequeña Isidora, su hija neonata. El apoyo marital, así como de la presidenta de la APROTEC de aquel año, Valeria Rocha, permitieron concretar el anhelo de una muestra, que se transformó en museo, gracias a las sugerencias algo imperativas de la vicerrectora académica, Diana Veneros, en el año 2010. Además, otras personas involucradas de la universidad, ayudaron a su construcción: Patricio Sobarzo, Miguel Gallardo y Miguel Contreras, funcionarios de Administración de Bienes; Claudia Llaupe, Raquel Peñaloza, Decana Carmen Balart, Cristian Villagra, Luis Alfredo Espinoza, Jaime Hubermann y José Cid, del DEFDER, Luis Lagos y sus estudiantes, Rigoberto Ambiado, Reinaldo Vargas, Juan Espinoza, Raul Ilufi, Adolfo Yañez, Carlos Troncoso, Jaime Tello, Juan Valenzuela y otras tantas personas que se vieron involucradas en levantar el Museo.
La instalación definitiva
El 09 de marzo de 2010 es el hito inicial del Museo, como parte de la Dirección de Extensión y Vinculación con el Medio, a cargo de Tomás Thayer. Comienza así, en ese mismo subtérraneo oscuro a configurarse la primera muestra, cuando el país aún se recuperaba del shock y el descalabro producido por el terremoto, tan sólo 10 días antes. Esta apertura se realizó el 1 de agosto del mismo año.
En un principio, Jaime Espinosa, rector de la época, quedó complacido con la iniciativa, algo que con el correr de los años se fue debilitando por diferencias fundamentales. No obstante, eso no significó que el Museo haya decrecido. Al contrario; se expandió en diversas áreas, especialmente, en su vinculación con el medio, donde se dio a conocer en diferentes instancias externas organizadas por la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, la Gran Logia de Chile, el Museo de la Educación Gabriela Mistral, relacionándose con diferentes Premios Nacionales de Educación, Historia, Literatura y otros/as, relevando a las y los grandes personajes formadas/as en las aulas del Instituto Pedagógico, convirtiéndose el Museo en un embajador su legado, con un nombre propio y provocando distinciones incluso con la UMCE, ingresando tanto al Registro Nacional de Museos y el Consejo Internacional de Museos en Chile (ICOM-Chile).
Su rol con las y los estudiantes, abrió camino a la Coordinación Patrimonial Estudiantil, uno de los pilares de diálogo e interacción con las y los grandes maestros, por medio de sus acciones y su herencia transmitida en la educación, inyectando el deseo por no tan sólo por un acceso justo, si no a la búsqueda de justicia, respeto por los derechos humanos y la recreación mediante hitos importantes como el Día de los Patrimonios o las visitas de colegios.
El nuevo Museo
El 2020, un año decidor en la historia presente de la Humanidad, con la pandemia del Covid-19 galopando por todo el mundo, el Museo del Instituto Pedagógico “Valentín Letelier” también tuvo su punto de quiebre con la inundación que afectó una parte importante del trabajo que realizaban estudiantes sobre Memoria y Derechos Humanos, así como la destrucción de fichas académicas con más de 50 años de antigüedad y parte de la colección de libros, muchos de ellos, descontinuados y con más de un siglo desde su tiraje. Una inundación que dejó más dudas que respuestas, bajo un manto de sospecha que hasta el día de hoy es difícil de levantar.
No obstante, el Museo resurge y termina por ocupar una parte de la Casa Central de la UMCE, reordenando y presentando nuevas colecciones y muestras permanentes que atraen a todas las personas que ingresan a dichas instalaciones, gracias a la intervención, entre otras personas, de la actual decana de la Facultad de Artes y Educación Física, la Dra. Verónica Vargas.
La muestra Juan Gómez Millas, dedicada a las y los maestros que infundieron metodologías, formas y sueños para una educación nueva en Chile; la sala de clases y sus elementos, reanimado mediante símbolos y libros antiguos: un mundo imaginario de una realidad pasada; la colección dedicada el Dr. Johow o la muestra sobre Memoria y Derechos Humanos, que se encuentra en un nuevo proceso de curatoría, da cuenta de la labor incansable del museo institucional y su directora, Lucía Godoy Gutiérrez por defender y enseñar sobre el Pedagógico de Chile, tal como sucedió con la visita ilustre del presidente Gabriel Boric, primer mandatario en ejercicio en recorrer el campus desde Salvador Allende en 1971.
Por esta labor defensora y articuladora, el Museo de la UMCE ha sido reconocido por diferentes personajes connotados, salidos desde el Instituto Pedagógico, como por ejemplo: Herman Zepeda, Enrique López Moreno, Nicanor Parra, Antonio Skarmetta, Lautaro Nuñez Atencio, Jorge Hidalgo Lehuede, Erika Himmel, Mario Leyton, Iván Núñez Prieto, Mario Orellana, Viola Soto Guzman, Maria Victoria Peralta, Guacolda Antoine o Nolfa Ibáñez.
Palabras de la Rectora Elisa Araya Cortez
“Mirando el pasado, parado en la actualidad y proyectando el futuro. Ese puente espacio-temporal, el Museo lo está cumpliendo de manera cabal y con un sello, que es el sello de nuestra universidad pedagógica”
“El museo no es un espacio estático. No es solo memoria. Hay mucho presente, porque se ha ido constituyendo como un campus pedagógico, tanto para las carreras internas de la universidad, donde nuestros estudiantes, no solo los de Historia, también de otras carreras, sienten que hay lugar, iniciativa, donde se pueden formar como profesores, generando proyectos e intervenciones con escolares. Eso también se ve hacia afuera, porque muchas escuelas están prefiriendo paseos escolares de proyectos para visitar el Museo, para conocer la historia de las distintas disciplinas. Es un espacio de articulación entre nuestra memoria, lo que hacemos en la formación inicial docente y la relación que queremos tener con el espacio escolar”, menciona la máxima autoridad de la universidad.
“Me gusta mirar las actas de notas. Me gusta mucho mirar las notas que se sacaron nuestros poetas”, dice la Rectora cuando se le pregunta qué recomendaría del Museo a otras personas, además de sugerir la exposición Juan Gómez Millas. “Sirve como inspiración, sobre todo cuando se es estudiante” añade. Y sí, qué mejor inspiración que los poetas que encuentran una palabra adornada o justa a una situación cotidiana que transforma lo corriente en algo único.
¿Acaso no es ese el objetivo de nuestro Museo?
http://www.umce.cl/index.php/noticias-dir-extension/item/5143-museo#sigProId79854db1f3