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Lunes, 20 Noviembre 2017 15:06

Mirada formativa – educativa más allá de la clínica en “VI Coloquio sobre el Uso de la Voz” Destacado

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“Si un profesor presenta perturbaciones vocales o disfonía, el estudiante se verá obligado a destinar mayores recursos de procesamiento para descifrar el mensaje, disminuyendo el tiempo necesario para recibir y procesar la información. Esto afecta negativamente los procesos de atención, concentración y memoria”, aseguraron las especialistas.

Trabajo práctico de autoconocimiento vocal y corporal marcó la jornada de la sexta versión del “Coloquio sobre el Uso de la Voz”, realizado en la UMCE con talleristas especialistas en creatividad, rehabilitación vocal, expresión corporal, investigación y docencia universitaria.

“Quisimos centrarnos en la formación”, explicó la coordinadora del Laboratorio de Voz en la UMCE y académica responsable de esta iniciativa, Delma Riquelme: “la idea es que los estudiantes puedan tener una experiencia concreta y acercarse más a la toma de conciencia de lo que significa la voz, viviéndola y centrándola, en un trabajo ‘en ellos’ y en esa conexión con su voz”, agregó.

Una voz que tiene problemas en una clase, que “es plana, que no transmite emoción, puede llevar a la total y absoluta desmotivación y afectar directamente el clima emocional del aula, que sabemos muy bien –y está muy investigado- cuánto influye en los aprendizajes. En la medida que el profesor tome conciencia de ello podría mejorar la calidad de la educación”, aseguró la fonoaudióloga coordinadora de este programa dedicado a la promoción y prevención de la salud vocal.

Coincidentemente, la decana de la Facultad de Filosofía y Educación, Ana María Figueroa, también señaló que “la mayor o menor competencia vocal influirá positiva o negativamente en la calidad de la educación impartida, especialmente en primeros niveles educacionales del sistema, dado el carácter del comunicador del docente y el rol modélico que ostenta”.

Si un profesor presenta perturbaciones vocales o disfonía, sostuvo, “el estudiante se verá obligado a destinar mayores recursos de procesamiento para descifrar el mensaje, disminuyendo el tiempo necesario para recibir y procesar la información. Esto afecta negativamente los procesos de atención, concentración y memoria, reduciendo en el estudiante sus capacidades de comprensión de lenguaje, con el consiguiente impacto en el proceso de aprendizaje”.

Delma Riquelme declaró que “a través de ésta y otras acciones buscamos fomentar el diálogo e intercambio de experiencias, conocimientos y reflexiones respecto a los desafíos y propuestas con relación a la formación vocal en la docencia”, aseguró.

Estos coloquios, recordó, se iniciaron en la UMCE “el año 2002 y fue una de las primeras acciones emprendidas por el Laboratorio de Voz de la UMCE, y hasta ahora es el único en su tipo, vale decir, centrado en la docencia”.

La voz en la docencia

Delma Riquelme también resaltó la falta de datos actualizados en esta área: “no tenemos actualmente estadísticas que pudieran darnos una visión amplia de lo que ocurre a nivel país”. Esto, porque el estudio más reciente lo realizó la UNESCO el año 2004, a través del ‘Estudio Exploratorio sobre Condiciones de Trabajo y Salud Docente’”.

De acuerdo a esos datos, el 46 % de los profesores en Chile presenta disfonía. A su vez, cifras proporcionadas por profesionales de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) señalan que de 120 mil profesores en ejercicio el 18 % presenta o presentará disfonía y que la disfonía de tipo ocupacional -una de las enfermedades más frecuentes- abarca el 32% del total de las patologías que atiende la ACHS, especificándose que el 75% de los trabajadores atendidos por disfonía son fundamentalmente los que tienen la responsabilidad de la formación primaria (educadores de párvulo y profesores básicos).

Laboratorio de Voz

La coordinadora del Laboratorio de Voz en la UMCE fue clara en señalar que el trabajo del programa no está centrado a nivel de la patología de los estudiantes, y que el apoyo brindado es a través de la promoción: “nos bastaron las cifras entregadas por nuestro Centro de Salud de Estudiantes, que coincidían con las del profesor en ejercicio, y luego de realizar un estudio en 3 Carreras de primer año en la UMCE pudimos concluir que sobre el 45 % de estudiantes al ingresar a las Carreras de Pedagogía ya presentaban problemas vocales. Ahí partió nuestro trabajo, centrado y dirigido a implementar algún tipo de programa para la promoción de la salud vocal”.

Desde el año 2003 han realizado varias experiencias: una de ellas, detalló la fonoaudióloga, es la “creación de una metodología que es única, basada en el enfoque sanológico. Este enfoque nació en Cuba en la década de los ’90, en el Centro de Estudios de Salud y Bienestar Humano de la Universidad de La Habana; tiene un carácter humanista, cuya acción se orienta a la promoción de salud estableciendo una relación fundamental sujeto - sujeto, que propicia o ve al ser humano como constructor de su salud”. A través de la metodología implementada, añadió, “hemos puesto al servicio de la pedagogía el saber disciplinario fonoaudiológico con todos sus procedimientos, incluyendo además instrumentos y herramientas dirigidas al autoconocimiento y la reflexión por parte del estudiante para hacerse cargo y parte del resultado final, que descubre a través de la guía y mediación en un proceso colectivo”.

Además, se han implementado otras acciones, añadió, “ofrecemos talleres de sensibilización, a petición de los Departamentos y de las Carreras. Está disponible para toda la comunidad y es promovido en la web, en el sitio del Laboratorio (http://www.umce.cl/index.php/lab-voz-presentacion). También fue creado un programa llamado “Pausa Vocal Saludable” en el que “se hace una pequeña intervención -voluntaria y a petición de los profesores- que se extiende por 15 minutos de la clase al comienzo o al final de la jornada. Ahí entregamos elementos muy básicos en relación al uso y cuidado. Cada una de estas intervenciones es apoyada con material impreso, para continuar con el trabajo de manera autónoma”. Igualmente, durante el año, se elabora material de autoaprendizaje, que se pone a disposición de la biblioteca de la UMCE, y “en el que se abordan distintos aspectos a través de material audiovisual”.

A través del Laboratorio, adicionalmente se realiza atención individual, “motivada por la necesidad y a solicitud del propio estudiante, que podría estar presentando algunos problemas. Con ese estudiante se realiza un proceso de evaluación y planes de optimización vocal. Acciones que están abiertas a funcionarios, académicos y estudiantes”. Este programa cuenta con el apoyo de estudiantes en práctica profesional de las Carreras de Fonoaudiología de las Universidades de Chile, de Valparaíso y Andrés Bello: “este laboratorio es campo clínico de esas escuelas. Las prácticas se extienden por 6 a 8 semanas, dependiendo de la universidad, por lo que contamos con 4 rotativas en el año. Entre marzo y fines de noviembre”. La profesional destacó la labor que se hace en la UMCE: “otras universidades se han ido acercando para trabajar este tema e incluso para asesorarlos en la implementación de programas similares en sus instituciones”.

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