Si trata de recordar algún referente que la haya motivado a la pedagogía, no logra encontrar ninguno. “Ser docente es algo que desde chica quise ser. Jugaba a ser profesora y le ayudaba a mis compañeros. Lo que no estaba predefinido fue estudiar Inglés y me decidí porque en ese tiempo estaba en boga el programa “Inglés Abre Puertas” (2004, MINEDUC, propuesto por el ministro Bitar)”.
Quedó en la carrera y antes de titularse estaba haciendo trabajos de recuperación horaria en un colegio de la red COMEDUC, la misma del Liceo en que trabaja hoy. Su trabajo fue bien evaluado y le pidieron quedarse con horario completo, pero en su actual institución le ofrecieron 27 horas. “Puse en la balanza y me di cuenta que la plata no es todo entonces acepté la oferta por menos horas. En este colegio hay muy buen clima, y varias libertades para crear. Hay reconocimiento de los pares y alumnos por el trabajo que uno hace y eso es muy importante. Tengo autonomía para innovar y hacer un poco de creación curricular”, dice Nataly.
Hace unos años le dieron al Liceo la oportunidad de postular a fondos concursables para crear un plan de mejoramiento. Nataly dice que “sentía que tenía poca experiencia para desarrollarlo y fue un desafío muy grande. En general, pocas veces se nos consulta, o a los profesores le imponen cosas para aplicar. Esta vez tenía la opción de generar una propuesta y gracias al trabajo nos adjudicamos el proyecto, subimos los resultados en mediciones externas obteniendo una mejora significativa que nos dejó satisfechos”.
“Nuestra profesión es una de las más cuestionadas. Estamos en el blanco de las críticas del sistema, y todo recae en los profesores. No se puede negar que hay buenas y malas prácticas, ni que se levante información al respecto, pero siento que el uso que se le da, por ejemplo al tema de los colegios con semáforo, estigmatizan mucho en función a pruebas que no siempre hablan de muchas cosas positivas que se hacen en los colegios, y se termina haciendo una competencia muy macabra entre colegios”, dice. “La formación inicial no prepara para construir currículum. El profesor implementa y recibe políticas públicas sin participar de ellas. El profesor debe formarse para ser activo en este tipo de materias y que desarrolle herramientas. Si las nuevas tendencias no son efectivas en aula, es porque los profesores no desarrollan esa competencia”, agrega Nataly.
Nataly dice que “todos los profesores tenemos algo quijotesco, que algo perseguimos. A diferencia del Quijote, nuestro propósito es real. Lo que uno quiere es cambiar la realidad, transformarla. Si nos quedamos con la idea de que no podemos hacer nada, que los chiquillos no lograrán resultados, no estaríamos intentando mejorar el mundo. Estamos descontentos en lo que a diario vemos, como la sociedad o la política, así que para mejorar eso es que entré a trabajar en educación. Con la esperanza de abrir caminos o realidades”.
Fuente: eligeeducar.cl
