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Jueves, 25 Agosto 2022 18:29

#TituladaUMCE Valentina Alcaide, educadora diferencial que trabaja por educar y capacitar a la población ciega y de baja visión Destacado

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"Mis profesoras aún continúan haciendo clases en la carrera, lo cual es muy bueno porque confío en que las y los futuros profesionales tendrán buenas herramientas", destaca de su paso por la UMCE.

A sus 28 años, Valentina Alcaide recuerda cómo la admiración por sus profesores y profesoras del colegio la motivaron a seguir el camino de la pedagogía. Hoy, desde su rol como coordinadora y educadora diferencial del programa de Atención Temprana de Fundación Luz nos cuenta cómo fue su paso por la UMCE y su trayectoria profesional.

-¿Por qué decidiste estudiar pedagogía?

-Mientras estaba cursando la enseñanza media tuve profesoras y profesores que lo hacían muy bien como pedagogos/as, me gustaba mucho participar en sus clases. La relación que construían con sus estudiantes no era distante y ellos/as habían estudiado en el Pedagógico. Desde ahí supe que también quería estudiar en esa Universidad que formaba a buenos/as docentes. Ya finalizando el colegio descubrí qué era la Educación Diferencial, la que gatillaba mi total interés, aunque no tenía claro y desconocía que existían especialidades. Cuando comenzó el proceso de postulación y matrícula, conocí la UMCE. Recuerdo que andaba con mi mamá y lo que más nos llamó la atención fue la espacialidad del lugar, que contara con tantos jardines, árboles en su interior, casitas tipo cabañas. Me hicieron sentir acogida, se percibía tranquilidad, cariño y respeto por el proceso de aprendizaje, supe de inmediato que solo quería estudiar ahí. Ingresé a la especialidad Problemas de Visión, sin conocerla y tanteando el terreno, afortunadamente me encantó y desde ahí en adelante fueron ocurriendo solo cosas buenas.

-¿Cuáles son tus mejores recuerdos de la Universidad?

-Mi experiencia en la UMCE fue maravillosa. Recuerdo con mucho cariño los miércoles el bloque cultural, el taller de salsa, los procesos de paro en los que participé y me permitieron entender el mundo más político y administrativo, las clases con mis profesoras que particularmente son muy dedicadas y preocupadas del proceso de aprendizaje. Recuerdo también, con simpatía y risa, las manifestaciones y/o marchas internas que a veces eran bien disruptivas y artísticas.

-¿Tienes algún referente o alguien que admires en tu área?

-Mis profesoras aún continúan haciendo clases en la carrera, lo cual es muy bueno porque confío en que las y los futuros profesionales tendrán buenas herramientas. Hubo una profesora que lamentablemente falleció, pero fue muy significativa para mi formación y la formación de muchas, ella era Felicia González. Afortunadamente pude ser su ayudante y conocerla más allá de su docencia que era estricta, pero enriquecedora.

-¿Cómo fue tu primera experiencia laboral en el aula?

-Mi única experiencia en aula fue mediante una práctica durante mi formación y me gustó bastante, de hecho, siempre pensé que trabajaría en PIE (Programa de Integración Escolar). Sin embargo, realicé mi practica profesional en una universidad y desde el 2018 trabajo en Fundación Luz. Si tuviera que encontrar el punto en común de esas tres experiencias sería la gestión. Me gusta bastante proponer, moverme, vincularme con otras áreas y profesiones. Soy busquilla y me gustan los desafíos.

-Cuéntanos de tu actual trabajo, ¿cómo ha sido la experiencia?

-Desde que egresé de la carrera trabajo en Fundación Luz, que desde 1924 trabaja siempre con sus profesionales para educar y capacitar a la población ciega y de baja visión aprovechando al máximo sus potencialidades para desarrollar competencias y autonomía en todos los ámbitos de la vida diaria: personal, social, educativo y laboral.

Ingresé en 2018 como educadora diferencial especialista en problemas de la visión para el programa de atención temprana ambulatorio, lo que significaba realizar atenciones individuales a la primera infancia en sus jardines infantiles y hogares. Me movía por distintas comunas de Santiago realizando actividades de discriminación táctil, orientación y movilidad, apresto a la lectoescritura Braille, conciencia fonológica, orientación a la fuente sonora, entre otros. A finales del 2019, este programa ambulatorio se fusiona con el programa de estimulación del Colegio Santa Lucía, quedando un solo programa con atenciones presenciales en las instalaciones de dicho colegio. En marzo del 2020 vino la pandemia y no alcanzamos a debutar en este nuevo modelo y tuvimos que crear las teleatenciones para infantes con discapacidad visual. Afortunadamente tuvimos buena recepción y compromiso de las familias, incluso aumentamos nuestro alcance, pudiendo llegar a distintas regiones del país. En septiembre del 2021, me ofrecen la coordinación, por lo que paso a dirigir el programa de atención temprana en una sede nueva (en la comuna de Las Condes). Desde entonces, soy la responsable del funcionamiento del programa, cuento con un equipo multidisciplinario compuesto por terapeuta ocupacional, kinesióloga, psicóloga, educadora diferencial y fonoaudiólogo.

-¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje a partir de la pandemia?

-Asumir la coordinación de un programa con equipo formado mayoritariamente es pandemia, es decir, donde su primera experiencia presencial iba a ser bajo una nueva coordinación y nuevo espacio, creo que fue un gran desafío. Afortunadamente, al ser la más antigua del equipo, me hizo conocer a todas primero desde un rol de par y luego desde la jefatura, de alguna manera me tocaba siempre hacer la inducción cuando ingresaban, entonces, ser posteriormente su coordinadora habiendo cumplido otro rol, me hizo tener confianza y conocimiento de nuestras capacidades y posibilidad de crecimiento. En Fundación Luz me permiten crear y diseñar el quehacer del programa con bastante autonomía.

El programa de atención temprana es gratuito para todos/as sus usuarios/as. Recibe a niñas y niños de 0 a 4 años 11 meses de vida, tanto ciegos/as como de baja visión, o bien, que presenten algún signo de alerta en el aspecto visual para su evaluación funcional. El programa entrega una atención integral, interdisciplinaria y orientada a las necesidades de cada uno/a de ellos/as y sus familias. Su objetivo es propiciar el desarrollo de infantes con discapacidad visual durante sus primeros años de vida, combatir las posibles barreras que generan los diagnósticos visuales en su ciclo vital, interacción social y familiar. Tenemos dos modalidades de atención que permiten llegar a todos/as los/as infantes y sus familias, ya sea, presencialmente en nuestra sala de atención temprana y teleatenciones que se realizan por videollamada. De esta manera, atendemos a infantes de todo Chile.

Mi mayor aprendizaje fue relacionarme y realizar una atención terapéutica a infantes con discapacidad visual mediante videollamada. Mi pareja siempre me decía: “cuando tengo un mal día, pienso en la Vale que está atendiendo a niños y niñas que no ven y aún no hablan por videollamada y se me arregla el día”. Creo que podemos rescatar muchas aspectos de esta nueva forma de atender, nos permite dejar de lado el 'Santiagocentrismo' y darnos cuenta que para las familias de Coyhaique, Alto Hospicio, San Carlos, Talca, entre otros lugares, es la única opción y agradecen mucho estas instancias, por lo tanto, doy lo mejor de mí. Otro aspecto positivo de las teleatenciones es que pudimos observar y conocer más el contexto en donde se desenvuelven los infantes, lo que nos permite aterrizar e idear actividades con los materiales con los que cuentan en casa.

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