Susana Hernández Rojas celebra por estos días 10 años de docencia y declara sentir que está donde quiere estar: en el jardín Infantil Trébol de Lo Barnechea, donde se desempeña como directora desde el año 2021.
Titulada en el 2012, sus inicios fueron como educadora de sala en jardines infantiles privados, pequeños, “con harta autonomía como profesional. La educadora en un jardín privado es capaz de liderar el proceso de construcción y reflexión del proyecto educativo y en paralelo recibir a las familias, inscribir matrículas, guiar, acompañar y vivir procesos pedagógicos lúdicos con los niños y niñas, inclusive llegar a hacer la publicidad, volantear, la educadora puede hacer todo y más en este contexto”.
Después ejerció en un jardín en La Pintana (VTF) de la Protectora de la Infancia, en la Población El Castillo. De ahí, en la Población San Esteban, en La Florida, por tres años y luego como directora en una cadena de jardines infantiles privada por otros tres. Durante esta década también cursó estudios en pedagogías alternativas: en Barcelona, España (2016) y en Reggio Emilia, Italia (2016, 2017 y hasta la actualidad). Desde el año 2017, es miembro fundador de Red Solare Chile, parte de Red Solare Latinoamérica, vinculada a Reggio Children International Network.
Ingresó al Trébol de Lo Barnechea por concurso público, para encabezar el primer jardín infantil con sala cuna de carácter municipal. “El alcalde, junto a las jefaturas DEM me permitieron iniciar este proyecto completo, con plena autonomía. Nos dieron el espacio, al equipo idóneo y los recursos materiales”. Y a pesar de que el jardín debía abrir en marzo del 2021, por una alta demanda y necesidad de parte de vecinas y vecinos para atender a niños y niñas, las instalaciones no estarían listas hasta un año después.
Dada la urgencia por concretar parte del servicio educativo, la jefa de Educación de la comuna, Dra. Nancy Tello, facilitó -desde agosto 2021- un espacio para instalar una guardería en un colegio para adultos en la comuna, considerando que la motivación de las educadoras por iniciar la atención de los párvulos y que si bien habían avanzado con la documentación del proyecto educativo, “éste se debía revisar y organizar estando con las familias y con niños/as reales”. Por lo que otorgar el servicio a los niños/as en esta guardería, serviría para que sus padres y madres trabajaran tranquilos, ese sería el punto de partida”.
A fines de abril del 2022 entregaron las nuevas dependencias, donde hoy acogen a 46 niños y niñas de 2 a 4 años, de 08:00 a 17:00 horas. Esperan para el 2023 ampliar la cobertura, llegando a 120 párvulos, cuando concreten el reconocimiento oficial y convenios asociados.
Inspiración en Pedagogía Reggio Emilia
En el ejercicio como educadora de párvulos ha desarrollado una sensibilidad mayor y una visión de infancia totalmente enriquecida por los párvulos y sus contextos sociales, morales y pedagógicos, compartió: “el primer llamado lo tuve cuando estaba en el jardín infantil de La Florida, que buscaba renovar su sello educativo. En esta búsqueda, la directora nos facilitó un libro en el cual encontramos mucho más inspiración. Este libro era una publicación de una escuela de Reggio Emilia”.
La pedagogía Reggio Emilia surgió en Italia tras la II Guerra Mundial, como una propuesta educativa que postula que el conocimiento para el niño y la niña debe provenir de la observación y experimentación potenciando así su imaginación, creatividad y su desarrollo integral. Reconoce también la pluralidad en sus capacidades y características, y que la forma de aprender parte siempre de sus intereses y propias experiencias.
Entre sus pautas contempla que el/la niño/a tiene “100 lenguajes”, que es el protagonista de su propio aprendizaje; que el/la docente es un guía que acompaña su aprendizaje/formación; que el ambiente educativo es vital, así como el trabajo en equipo y la relación con la familia y la comunidad.
Tras conocer la modalidad, Susana descubriría que era precisamente lo que estaban haciendo y lo que buscaban: “las tres educadoras de aquel jardín de La Florida viajamos a Reggio (Italia) a conocer esa realidad y traer esa inspiración a Chile, a nuestro contexto local”. En esa tarea también lograron convocar a la pianista y pedagoga Olivia Concha Molinari, “quien desde su residencia en la ciudad de La Serena, guió y acompañó esta travesía de estudios de las maestras. Olivia, es la única pedagoga e investigadora chilena que trabajó con Loris Malaguzzi, precursor de esta filosofía”, comentó Susana.
“Los principios pedagógicos de la Reggio Emilia me hacen mucho sentido, la visión de infancia que sostienen, el trabajo con las educadoras, los vínculos con las familias y que sea contextualizado, porque Reggio Emilia está solo en Reggio Emilia. No puedo tener un jardín en Lo Barnechea inspirado en Puente Alto, porque Puente Alto tiene su riqueza, sus paisajes, sus costumbres y Lo Barnechea tiene lo suyo, su propio arte, folclor, su gente y sus tradiciones. Uno se inspira en los principios porque te hacen ampliar, empatizar e impregnarte con esta visión enriquecida de infancia, que lamentablemente en otros espacios jamás sentí o viví”, agregó.
Con el equipo educativo de Trébol, “hemos logrado impulsar a partir de mayo una propuesta educativa con un espacio así de respetuoso, que acoge la infancia como sujeto de derechos, que valora su diversidad funcional porque todos son diferentes, lo que no permite excluir al que no funciona igual que el resto, sino acogerlo, potenciarlo y acompañarlo según sus propias necesidades, sus propios intereses, su propia identidad”.
Prácticas didácticas
De su experiencia de formación en la UMCE rescató especialmente “las prácticas teórico reflexivas que propuso la carrera desde el primer semestre. Hacer diarios reflexivos donde puedas cuestionar tus prácticas es algo que aún sigo haciendo. Acá todas tenemos una croquera donde registramos el día, nuestros focos investigativos y mapas conceptuales. Un diario reflexivo es cuestionar las prácticas que tuviste durante el día y futuras proyecciones desde la experiencia. Eso tiene un valor inmenso. Creo que en su momento me pesaba, no lo veía agradable, pero con más madurez profesional aprendí que reflexionar sobre tus prácticas es impagable y se traduce en mejoras, en tus relaciones, en los equipos, en aprendizajes significativos, coherentes y de calidad para toda tu comunidad”.
Hoy trabaja con 4 estudiantes en práctica de la UMCE, de primer año, “para abrirles las puertas a que otra educación es posible y que la pueden vivir hoy en Trébol. Creo que es un muy buen jardín. Es un ejemplo de acompañamiento para la infancia, y es muy bonito que los alumnos lo vean desde el primer año”.
“La primera práctica tiene que dar oportunidades y herramientas o al menos les debe despertar curiosidad de que hay otra educación que es buena, bonita, municipal, gratuita, y que dependerá de la creatividad del adulto y de sus reflexiones. Yo no tuve esa oportunidad, no era fácil traducir lo que me enseñaban en la Universidad como agente de cambio y luego ver niños que veían televisión 4 horas al día. Los/as chiquillos/as en práctica hoy vienen a ver un curriculum vivo, que se inspira en Reggio, que tiene un marco curricular chileno (bases curriculares de educación parvularia, estándares de desempeño, marco para la buena enseñanza, entre otros) pero que responde a los párvulos/as de Trébol, ya que se valida, contextualiza y transcribe forjando un nuevo curriculum chileno. Buscamos sensibilizar la infancia en un proyecto inspirador, basado en prácticas ejemplificadoras”, concluyó.