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Miércoles, 25 Noviembre 2020 03:23

Mujeres protagonistas en 2º conversatorio 100 años de la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria Destacado

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Conversación giró en torno a la histórica inequidad de género desde el comienzo de los tiempos

Cuatro interesantes visiones en torno a los 100 años de la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria plantearon las investigadoras especialistas María Eugenia Lobos, Macarena Bucarey, María Cecilia Feliú y Carola Sepúlveda, en el segundo conversatorio sobre este tema, organizado por el Departamento de Formación Pedagógica, dependiente de la Facultad de Filosofía y Educación de la UMCE.

Al inaugurar el encuentro, la decana de la Facultad de Filosofía y Educación, Solange Tenorio, destacó la relevancia del encuentro “que permite reunirnos en este espacio para conocer una mirada muy interesante de la Ley de Instrucción Primaria: la perspectiva femenina y el impacto que ha tenido en el desarrollo y en la vida de las mujeres de Chile”.

 

Laicismo en desarrollo educativo
La primera de las exposiciones, a cargo de la Dra. María Eugenia Lobos, de la Gran Logia de Chile, abordó “La Influencia del laicismo en el desarrollo educativo de la mujer”, a través de una breve reseña de la mujer en la historia, la influencia de laicismo en la emancipación de la mujer y los desafíos por hacer.

“Hablar de la mujer en el principio de los tiempos es arriesgado”, aseguró. A partir de conjeturas de hallazgos que han realizado arqueólogos y antropólogos “existen algunas teorías de lo que pudo haber sucedido”. Una de ellas, afirmó, señala que las mujeres “logramos desarrollar un pensamiento octogonal tipo telaraña, precisamente porque debíamos visualizar el campo completo. Esto ayudó para que la humanidad pudiese dar tremendo saltos desde las tribus nómades, para pasar a los asentamientos y al Neolítico, con la mujer como primera agricultora de la humanidad. Esto condicionaría la primera importancia social de nuestro género, lo que está absolutamente invisibilizado”.

Entre los aspectos pendientes, afirmó que “a pesar de los avances de un país que se denomina laico, aún necesitamos crear una escuela laica. Es la única posibilidad de influir en la construcción del país con el que soñamos. Una Constitución laica para un Estado laico en que tengamos igualdad de educación, igualdad de género, igualdad de derechos. (…) ¿Qué queremos tener en adelante? ¿Queremos seguir siendo un Estado religioso o vamos por uno laico y neutral? Creo que esta pregunta es importante para cada una de las mujeres en medio del proceso Constituyente que estamos viviendo”.

Ciudadanas y profesionales
Luego, Macarena Bucarey, profesora de Historia del colegio Santa María de Cervellón y ex alumna de la UMCE presentó “Mujeres ciudadanas y profesionales del siglo XX”, en el que resumió algunos de los cambios que lo hicieron posible. Pero fue “la creación de la Escuela Normal de Preceptoras, en 1854, lo que condicionó que gran parte del profesorado fueran mujeres, su ingreso formal a la educación, así como la incorporación de la mujer a la universidad, que posibilitó su llegada al espacio público”.

A pesar de ello, añadió, “el rol ciudadano de las mujeres en este tiempo fue tímido” y solo cambió en el siglo XX, época en la que surgen personajes influyentes como la periodista y activista española Belén de Sárraga, quien planteó que “la emancipación femenina va a ser posible sólo si nos desligamos de los estereotipos declarados por la iglesia católica”.

A partir del año 1911, la expositora identificó un período que denomina como “de democratización social”, en el que la matrícula escolar crece significativamente en primaria y secundaria, “porque todos los niños y niñas están accediendo a la educación y también a la ciudadanía, a través de una disposición que señalaba que todo alfabeto podía ejercer el sufragio”.

Pero formalmente solo en 1934, a través de la Ley 5.357, se permite que las mujeres puedan ejercer su derecho a sufragio en las elecciones municipales, “lo que se concibió como un ensayo político, que consideró que administrar una municipalidad era similar a la administración de una casa”. Quince años después se aprueba la Ley 9.292, que autoriza el voto femenino en elecciones parlamentarias y presidenciales. Y aunque “el derecho a voto no terminó con la desigualdad del género”, agregó la profesora Bucarey, “tras la fuerte incorporación de mujeres en la universidad por primera vez pueden ser ciudadanas y profesionales, estudiar en la universidad y trabajar en aquello que estudiaron”.

En su reflexión final señaló que en pleno “siglo XXI, el Estado continúa sin hacerse cargo plenamente de la desigualdad social y de género. A pesar de que ha promulgado leyes, seguimos percibiendo desigualdad social e inequidad de género y continuamos siendo ciudadanas de segunda clase porque seguimos siendo discriminadas”, concluyó.

100 3Presencia femenina en siglo XXI
La académica de la Universidad Autónoma de Chile María Cecilia Feliú presentó a su vez un “Análisis crítico de la presencia de la mujer en el siglo XXI desde la perspectiva de la Ley de Instrucción Primaria”.

La idea de esta presentación, expresó “es dar voz a las ciudadanas que no tienen oportunidad de visibilizarse a consecuencia de la postergación del formato de la educación y reconocer su infatigable y generoso trabajo silencioso del liderazgo femenino. Ellas merecen que se amplifique su mensaje en el cambio paradigmático de la articulación del poder con la presencia de la mujer”.

Según su análisis, el debate entre conservadores y liberales del siglo XX “no logra romper la hegemonía de la posición sexista del rol de la mujer en el hacer de la sociedad y ese es el escenario de la ley de Instrucción Primaria Obligatoria que incorpora a la mujer en el sistema educativo para participar sin exclusiones en una sociedad igualitaria, que en esa época empezará a consagrarse, especialmente para revertir las tasas de analfabetismo que en 1920 señalaba que alrededor del 49,5% de las mujeres no leía ni escribía”.

Esta educación sexista, añadió, “también fomento estereotipos de género en parte importante del siglo XIX, y del XX e incluso hoy: en el Siglo XXI jóvenes progresistas han tomado estos temas, exigiendo la reivindicación, protestando en las calles para lograr una vida mejor y representar una de las luchas realizadas por muchos siglos por mujeres para lograr una vida mejor una vida distinta”, cerró.

Gabriela Mistral y reivindicación atemporal “al hombre y a la mujer que enseña a sus hijos”
La cuarta exposición, estuvo a cargo de la Dra. Carola Sepúlveda, del Departamento de Formación Pedagógica, reconocida investigadora de la obra de Gabriela Mistral, quien presentó algunas de las ideas de la escritora e intelectual chilena en la charla “Gabriela Mistral y la instrucción primaria obligatoria”.

Para ello, seleccionó tres textos elaborados por la escritora entre 1908 y 1919, y publicados en el libro ‘Pensando a Chile: una visión esencial sobre nuestra identidad’
Una selección de notas compilada por Jaime Quezada.

Los tres textos seleccionados pertenecen a un “género particular de la autora, denominado ‘recados’ y se enmarcan en el sentido de misión con el cual su escritura es motivada por una defensa de valores con los cuales se comprometía y donde ponía en circulación ideas y experiencias estableciendo relaciones pedagógicas con sus lectores”.

Gabriela Mistral realizó en estos documentos una defensa de los profesores “reclamando por el justo reconocimiento económico y social al trabajo que realizaban: ‘la literatura pedagógica del último tiempo en Chile ha sido rica y brillante; libros, revistas, periódicos, han esbozado y hasta profundizado reformas absolutas todas las cuales exigen como primer paso el mejoramiento económico del profesor primario. No es posible pedir que renueve constantemente a su cultura, con asistencia a congresos de enseñanza y con lecturas, a un hombre que gana lo que el gañán en la zona central... toda esta literatura como se ve no ha obtenido nada y no conducirá a nada”, citó.

Enunciando condiciones de injusticia, de desigualdad laboral y falta de reconocimiento a la labor docente Mistral insistió, dijo la Dra. Sepúlveda en que “la actividad intelectual del maestro, repartida a veces en otras profesiones con el consiguiente daño para la obra, la vaga o torcida noción de sus deberes tan altos, tan gravemente múltiples y sagrados, ¿a quién hemos de presentarlas Como protesta sino al legislador y a los pueblos enseguida, que aún no saben comprender ni amar al hombre y a la mujer que enseña a sus hijos?”, concluyó.

 

 

 

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