“Era un lugar bastante inhóspito y muy caluroso”, recuerda el docente. Al año siguiente, el 2012, los mismos alumnos que partieron en el container, ahora ya instalados en sus nuevas salas, fueron los que bajo la batuta del profesor Astorga dieron el gran golpe a la cátedra del Simce.
Obtuvieron 380 puntos en la prueba de matemáticas de segundo medio, el puntaje más alto de todos los establecimientos municipalizados del país (sus alumnos pagan sólo una matrícula de $3.500 al año) y el segundo más alto del país, incluyendo también a subvencionados y particulares. Para hacerse una idea, al Instituto Nacional lo superó en 24 puntos, al Liceo República de Siria en 28 y al Liceo Carmela Carvajal de Prat en 32.
“Se esperaba un buen puntaje, pero no uno tan grande, porque 380 no se había visto. Cuando me dijeron pensé ¿qué es esto? ”, dice con modestia el profesor Astorga, quien, a sus 31 años, tiene cara de cabro chico mateo. Si no fuera por la barba, en la calle pasa colado como un pingüino más esperando micro en un paradero. Sería el compañero estudioso, claro está. Sabe de exigencia escolar -estudió en el Instituto Nacional- y luego cursó Pedagogía en Matemática en la UMCE.
Este resultado, dice, no surgió por casualidad ni por tener puras lumbreras entre los 43 alumnos de cada curso al que enseña. Pero sí del compromiso mutuo. Cada uno de ellos, por ejemplo, tiene que avisar qué lapso de su tiempo libre destinará a estudiar en su casa.
“Los que dieron el Simce, cuando llegaron al liceo tenían un desnivel absoluto en los contenidos que deberían manejar ya para primero medio. Tuvimos que hacer una restitución de contenidos desde toda la básica y cuando logramos nivelar partimos a cubrir el currículum y profundizarlo”, explica.
-¿Eso le significa mandar muchas tareas?
-No, tareas no. Todo lo que hacemos lo desarrollamos en la clase. El que tiene una carga extra soy yo, porque diseño, planifico y ejecuto la clase, pero a los niños no debería significarles más tiempo. A veces les pido investigar sobre un tema que después en la sala podemos contextualizar, pero tareas no.
-¿Y utiliza algún método novedoso de esos que están tan de moda? No sé, por ejemplo hacer clases en el patio…
-Nuestro colegio no tiene espacios tan amplios. Cuando hago clases en la sala lo más probable es que el profesor de Educación Física esté dando su clase en el patio y no puedo interrumpirlo. El tema va más en cómo ejecuto lo que planifico y el cariño que le pongo al asunto. Finalmente es la motivación la que genera mayor aprendizaje y buenos logros.
No sé cuál será la clave, pero sí puedo decir que es fruto de un trabajo perseverante.
Fuente: LUN.