Así lo informó el director del director del Departamento, Dino Plaza, agregando que “el año pasado logramos generar esta instancia, un conversatorio, en el que conmemoramos el Día del Libro. Hoy queremos consolidarlo, ampliarlo y profundizarlo”, agregó.
A su vez, el coordinador de Extensión de la Unidad, Roberto Arias, agregó que la actividad es “parte del plan de desarrollo de la carrera, para fomentar la producción de los estudiantes, en este caso en torno a la literatura. Buscamos que los estudiantes evidencien las competencias que han ido adquiriendo en su formación dentro de la carrera”, aseguró.
Durante la jornada fueron expuestos trabajos –ensayos, décimas y cuentos- relativos con la ética como actividad cotidiana, los que fueron presentados por los estudiantes Jael Muñoz, Bastián Ramírez y Eugenio Gallardo, de la UMCE, y Paula Loyola, de la Universidad Diego Portales, quien fue acompañada por su directora, Julia Marfán. Una segunda parte de la actividad contempló a los académicos Mario Fabregat, de la UMCE, y Gonzalo Maike, de la Universidad de Chile, siempre con la misma temática.
Sobre el tema del Café Literario, Roberto Arias explicó que “hay varias fuentes por las cuales podemos demostrar cotidianamente cómo el profesor tiene que evidenciar una ética, primero respecto de lo que a él le corresponde como ciudadano, hacer participar a sus estudiantes, entender que la escuela más allá de un espacio de entrega de contenidos, y que es un lugar en el cual se forman ciudadanos. En ese sentido hay una ética que nos permea a todos quienes participamos en la escuela”.
Para el director, Dino Plaza, “evidentemente la ética es transversal a la sociedad y no sólo a los profesores de educación básica, sino a la educación chilena. La ética es el espacio desde donde queremos que nuestros estudiantes se puedan desarrollar académicamente”, aseguró.
Para la directora de Educación Básica de la UDP, Julia Marfán, “la experiencia cotidiana que se da al interior de las aulas escolares se transforma en un espacio privilegiado para representar valores y ofrecer a los niños y niñas experiencias significativas donde aprendan a convivir con otros. La vida en la sala de clases, las interacciones entre los niños y niñas, el trabajo compartido, la diversidad, el juego, etc. son experiencias que permiten que los niños vayan experimentando una forma de vivir con otros y aprender valores fundamentales que son la base de una convivencia que favorezca valores y actitudes como el respeto por el otro, la solidaridad, la valoración de la diferencia, entre otros”, dijo.
Esta perspectiva, concluyó, “debe ser parte de la formación de profesores y profesoras de manera de generar en ellos las capacidades para generar interacciones y experiencias cotidianas con los niños que favorezcan un clima de aula y una convivencia que valore a cada uno de los miembros de la comunidad y promueva que el aula escolar se transforme en un espacio de crecimiento personal y social”.