Por Andrés Latorre
Encargado de Comunicaciones del Museo del Instituto Pedagógico Valentín Letelier
La impronta del psicólogo y antropólogo Rolando Toro, salido de las aulas del Instituto Pedagógico, marcó un sendero que, en la actualidad, siguen miles de personas como una alternativa más que plausible para fortalecer la salud mental, en tiempos de negativa incertidumbre y exceso de estímulos.
HISTORIA
La historia de la Biodanza, surge de su trabajo en el Hospital Psiquiátrico de la Universidad de Chile, donde Toro aplicó el uso de la danza a sus pacientes obteniendo alentadores resultados, que derivaron en su aplicación fuera del ámbito clínico. En un principio, se llamó Psicodanza (como se menciona en el libro “Biodanza” de su propia autoría), producto de la primera cátedra sobre el paradigma propuesto, creada en el año 1970 en la Pontificia Universidad Católica de Chile, gracias al interés y los estudios académicos sobre este modelo o sistema de desarrollo integral.
Toro Araneda, posterior al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y su consiguiente Dictadura cívico-militar, se establece en Argentina, punto de partida para la expansión de la Biodanza con su aplicación en pacientes con diferentes patologías. Tanto Sudamérica como países tan alejados como Rusia, Japón o Australia, comenzaron la práctica de este sistema.
VISITA ESCUELA DE BIODANZA AL MUSEO DEL INSTITUTO PEDAGÓGICO
La visita de la Escuela Metropolitana de Biodanza a la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, específicamente al Museo del Instituto Pedagógico Valentín Letelier, así como la ruta guiada hacia las antiguas dependencias de la Escuela de Psicología, así como de Sociología y Antropología, marcaron un hito de celebración por los 100 años del natalicio de este pionero de la integración social, donde el Museo institucional rememoró su paso por el Instituto, enseñando las actas curriculares del estudiante Rolando Toro datadas del año 1959, provocando un profundo interés y hasta emociones de recorrer la historia biográfica de este hijo del Pedagógico.
La bióloga y doctora en Ciencias, Gittith Sánchez, directora de la Escuela Metropolitana de Biodanza no ocultó jamás su emoción por el recorrido por la historia del Pedagógico y de Rolando Toro, así como la memoria de nuestra institución. “Rolando hizo una contribución en Educación. Lo llamó Educación Biocéntrica. Es muy importante que nosotros conozcamos las raíces de su formación, de dónde vienen sus ideas y su formación acá, en este lugar, es una parte importante de su historia. Es más de lo que esperábamos, estamos profundamente agradecidos yo diría que emocionados”, en referencia a la investigación y contextualización realizada por el Museo institucional, especialmente para la visita.
Por otra parte, Carla Leiva, estudiante de Biodanza, mencionó que “he quedado totalmente sorprendida. Entrar en la historia del país, es casi entrar en la historia personal de la formación como chilena, como ser humano. Aquí está el conocimiento que nos conforma, que nos ha hecho, a lo largo de todos los años de Educación, de nuestras profesores, profesoras, nuestras madres y nuestros padres. Muchas gracias por la memoria”, mientras que Viviana Cornejo, también estudiante de Biodanza se refiere al Museo, el recorrido y su presentación especial sobre Rolando Toro con especial afecto. “Primero que todo, la recepción, la calidez humana es fundamental y hablan de los espacios. Los espacios, por sí mismos, no son nada sin los seres humanos que la conforman y eso permitió tener un recorrido sobrecogedor, que me evocó mis tiempos universitarios y poder ver la reconstrucción histórica. Además, la importancia que le dieron a la vida y obra de Rolando Toro fue super emocionante y sentirnos tan acogidos. Diez de diez”.
La visita, refuerza el compromiso del Museo del Instituto Pedagógico con el rescate de la historia y la memoria de nuestra universidad al servicio de las comunidades y su ligamento con la herencia de pioneras y pioneros que han sido hijos e hijas del Pedagógico que celebran sus 135 años de existencia.