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Lunes, 14 Marzo 2016 00:00

Académica de Educación Diferencial se gradúa como Doctora en Lingüística Hispánica Destacado

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XImena Acuña (derecha) Doctora en Lingüística Hispánica de la Universidad de Valladolid (UVA). XImena Acuña (derecha) Doctora en Lingüística Hispánica de la Universidad de Valladolid (UVA).

Con máxima calificación Sobresaliente Cum Laude fue evaluada la defensa de tesis doctoral de la académica del Departamento de Educación Diferencial de la UMCE Ximena Acuña, con la que se convirtió en Doctora en Lingüística Hispánica de la Universidad de Valladolid (UVA).

Su tesis fue un estudio sobre la Lengua de Señas Chilena (LSCh), que se titula “La metáfora en la Lengua de Señas Chilena: Una aproximación desde la psicolingüística cognitiva”, en el que postula que las metáforas tienen base en nuestra experiencia con los objetos y que una “estructura conceptual se concibe de determinada manera, permitiendo que surjan expresiones creativas nuevas, que pueden ser entendidas porque en mi mente está el concepto”.

Diversos estudios, explicó la hoy Doctora Ximena Acuña, “desde la perspectiva psicolingüística cognitiva plantean que la metáfora existe en nuestro lenguaje cotidiano porque tenemos una manera de entender el mundo, de comprender y de actuar de manera metafórica. Nos interesa en esta tesis ver de qué manera se construyen redes conceptuales que tienen que ver con la concepción de las personas sordas sobre su mundo. Normalmente, esa concepción es metafórica y se muestra en expresiones lingüísticas metafóricas, aunque la metáfora se piensa de la perspectiva literaria y como una figura poética”.

Para ello, recopiló durante mucho tiempo expresiones metafóricas “para ver de qué manera se relacionan entre sí y cómo responden a algo que no podemos ver directamente, que son las relaciones conceptuales que tienen que ver con la estructura de las personas sordas. Dentro de ellas hay algunas idénticas a la de personas oyentes en distintas lenguas, hay unas que se repiten, otras idénticas entre personas sordas que hablan distintas lengua de señas y otras que son particulares de la chilena”.

Entre las conclusiones de este estudio, está la valoración del componente visual icónico, porque permite la comprensión de conceptos abstractos a través de la metáfora: “la lingüística tradicional y clásica nos habla de este sistema de signos arbitrarios no icónico, y por muchos años se pensó que la Lengua de Señas no era lengua justamente por su componente icónico. Eso hizo que los lingüistas trabajaran fundamentalmente desde una concepción de sistemas de signos dejando un poco de lado lo que era la iconicidad de los signos”.

“Si nosotros valoramos este componente icónico de las Lengua de Señas”, añadió “vamos a permitir que esto se incorpore en el aula como estrategia para la enseñanza y para la comprensión”, pese a que reconoce que la educación de las personas sordas mayoritariamente es pensada, planificada y llevada a cabo por personas oyentes que conocen algo sobre la lengua y no pensando en la educación de las personas sordas.

“No basta sólo con aprender a hacer señas”, enfatizó, “porque generalmente la estamos pensando desde la traducción del español. Las personas oyentes aprendemos Lengua de Señas para traducir al español. La idea no es sólo eso, sino también reconocer ciertos elementos que las personas auditivo vocales habitualmente no percibimos con precisión porque hay una serie de componentes visuales que tienen que estar implicados en la enseñanza de la Lengua de Señas y, por lo tanto, en la enseñanza de los niños sordos en la sala de clase”.

En la producción del discurso cotidiano, explicó, es donde más pueden observarse esos elementos: “la expresión facial, corporal, que se agregan al componente léxico. Consideramos la mente como una abstracción, pero la conceptualizamos como un contenedor, y las ideas, como objetos que ocupan espacio. Entonces, yo puedo introducir objetos a mi mente y eso ocupa espacio, entonces decimos: ‘me meto ideas en la cabeza’, ‘tengo la cabeza llena de ideas’”.

En Lengua de Señas, en vez decirlo, dijo, lo podemos construir icónicamente: “no tengo que decir ‘mente’ o ‘me meto ideas en la mente’, pero una persona que está leyendo y realiza el gesto de meterse ideas en la cabeza o que las ideas no pueden entrar en la cabeza, o la mente se cierra, o se abre, son unidades léxicas y nos muestran que también pueden concebir la mente como un contenedor que tiene un límite, una zona interior y una zona exterior”.

Se entiende entonces así que “todas estas metáforas tienen base en nuestra experiencia con los objetos. Por lo tanto, la idea es pasar de algo más concreto para entender algo más abstracto. Hay otras metáforas que se construyen en el discurso: que la cabeza se abre, está caliente porque ha trabajado mucho”.

Ximena Acuña Robertson es profesora de Educación Diferencial con mención en Trastornos de Audición y Lenguaje, y Magíster en Lingüística. Sus áreas de desempeño están asociadas a la Lingüística, Morfosintaxis, Psicolingüística, Desarrollo del Lenguaje, Didáctica del Lenguaje,
Lingüística de la Lengua de Señas y Educación de Sordos.

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