Varios estudios en EE.UU. habían logrado probar la correlación entre calor y agresividad: a mayor temperatura, más probabilidades de recurrir a eventos violentos señala la literatura. Sobre la base de esta tesis, un grupo de investigadores encabezados por José Antonio Muñoz, del Centro de Estudios Avanzados de la U. de Playa Ancha, Marcial Beltrami, académico del Departamento de Biología de la U. Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE) y Luis Flores, académico del Instituto de Entomología de la UMCE, intentaron probar su correlación entre escolares chilenos, investigación que concluyó que durante la primavera aumenta la frecuencia de conflictos entre los estudiantes en comparación al período otoño-invierno.
La investigación, titulada “Análisis etológico del comportamiento agresivo de los escolares en la zona central de Chile”, fue presentada el marco del 24° Congreso Mundial de la Sociedad Internacional de Etología Humana (ISHE), realizado en Santiago.
El estudio postula que el comportamiento agresivo tiene un papel en la adaptación biológica. Las modificaciones estacionarias en las regiones geográficas donde hay un clima mediterráneo implican importantes cambios en este comportamiento.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores desarrollaron una metodología de observación, utilizando sistemas de muestreo y registro continuo. Se observó comportamiento de los estudiantes, sin interferir en su comportamiento; la temperatura también se registró. El repertorio conductual se dividió en “amenazas” y “ataques”. Finalmente, se analizó cuantitativamente la intensidad de cada interacción agresiva, calculando el índice de agresión, comprobando un mayor índice en primavera.
Ejercicio chileno
La hipótesis del calor/agresión explicaba el aumento del comportamiento agresivo en la población de EE.UU. en periodos cálidos. Mientras más temperatura hay, surge un comportamiento más agresivo. Sin embargo, hasta ahora se sabía poco sobre este fenómeno fuera del hemisferio norte.
Beltrami, que también es magíster en Ciencias con mención en Zoología y académico del Departamento de Psicología de la Universidad de Chile, señala que en el estudio, realizado en adolescentes y niños de educación general básica de Santiago y Algarrobo, “evidencia que hay un aumento en la frecuencia de interacciones agresivas durante la estación de primavera, en comparación al período otoño-invierno. El inicio de los conflictos es más intenso en esta estación”.
El profesional señala que en la investigación, tanto en la Región Metropolitana como en la Quinta Región, se observó que había una asociación entre el aumento de la temperatura ambiental y el aumento de la intensidad de los conflictos observados. Los resultados se analizaron desde una perspectiva etológica. “Es decir, a mayor temperatura ambiental, más intensa es la interacción agresiva entre los escolares. Los resultados obtenidos en esta muestra en escuelas de la zona central del país son concordantes con la hipótesis del calor-agresión formulada hace algunos años”, explica.
Para Beltrami, se trata de algo bastante preocupante, “si consideramos el cambio climático y el posible aumento de la temperatura ambiental en diversas regiones de nuestro planeta. Es importante considerar que la conducta agresiva es multifactorial y que estas investigaciones proporcionan solo una o dos piezas del rompecabezas”.
Fuente: Revista Qué Pasa, 26 de octubre 2018