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Lunes, 07 Mayo 2018 13:27

#TituladaUMCE Camila Núñez Palomino: “Soy profesora porque creo en la justicia social” Destacado

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Camila Paz Núñez Palomino, a sus 25 años, ha seguido sus ideales por una educación pública y de calidad con los que ingresó a estudiar Pedagogía en Historia a la UMCE, en el año 2011. En su trabajo en aulas y ahora asesorando colegios a través de la empresa Aula Educa, busca dejar una huella en sus estudiantes, a quienes valora como los verdaderos agentes de cambio para un mejor país. Acá, nos cuenta en primera persona su experiencia de haber pasado por nuestra universidad y reflexiona sobre el rol de los docentes.

Una de mis motivaciones para entrar a la UMCE fue su tradición. Recuerdo una vez, en el año 2006, cuando hubo movilizaciones estudiantiles (Revolución Pingüina), pasé con mi familia por afuera de la universidad y, desde mi ignorancia, les pregunté a mis papás por qué había tantas sillas afuera en la calle. Ellos me respondieron que era porque los estudiantes estaban protestando y exigiendo sus derechos y yo dije muy ingenua: yo voy a estudiar en esa U entonces. Las vueltas de la vida me llevaron a la UMCE.

Me convertí en profesora por intuición. En algún inicio pensando estudiar historia y luego pedagogía, pero la ansiedad me llevó a estudiar en el Peda. Mi objetivo siempre fue entrar a estudiar en una universidad estatal.

Entrar fue un golpe de realidad. Ingresas de inmediato a lo que es la educación pública, de calidad. Así me fui convenciendo de que eso era lo que yo tenía que hacer. Mi objetivo como profesora es servir y fomentar la educación pública, de calidad, laica y que se preocupe del bienestar de los estudiantes.

Como dice un afiche de Salvador Allende, la alegría de Chile está en los niños y niñas. Por eso ahí tenemos que enfocarnos si queremos hacer un mejor país.

Tengo los mejores recuerdos de la UMCE. Es un lugar tan especial y mágico. Es como Macondo, todo puede pasar. Recuerdo que uno de mis mejores años fue cuando estaba en cuarto. Tenía práctica, trabajaba en un preuniversitario popular y estaba con un millón de ramos, pero lo pasé tan bien. La UMCE es la universidad entendida en sus orígenes: un espacio de conversación y donde puedes nutrirte constantemente.

Si pienso en alguien que me inspiraba, no era un académico, sino Don José Ávila, el auxiliar del edificio Eduardo Vergara Toledo. Él llegaba a las 7.30 todas las mañanas, te abría una sala si te veía con frío y siempre con una sonrisa. Él era el Peda, el reflejo del esfuerzo y trabajo constante. Vivió todas las transformaciones que tuvo la universidad. Era un hombre y ejemplo a seguir. A todos aquellos que lo conocimos, nos marcó. Era un hombre humilde, de esfuerzo y entregado a la educación pública y a los estudiantes, por eso me dolió mucho su fallecimiento el año pasado.

Cada día es una primera clase

Recuerdo que estaba haciendo prácticas en el Liceo Experimental Manuel de Salas. Partí con un Séptimo básico. En ese entonces el profesor, Diego Gajardo, fue muy permisivo y me tiró a los leones de inmediato, pero los niños se portaron espectacular conmigo. En la práctica profesional me pasó algo similar. Tuve una jefatura y mis estudiantes estaban abanderados por mí. Si se daban cuenta que estaba en un aprieto, siempre salían a salvarme. En esos casos te das cuentas cuánto cariño te puede tener un estudiante.

Creo que hay muchas primeras clases que van marcando. Cada contexto, cada día, cada curso te hace vivir primeras clases, no es algo solo ocurre cuando uno se inicia en esta labor, pasa hasta que uno se jubile. Por eso tengo muy buenos recuerdos de mis estudiantes. Siempre muy solidarios, valientes y comprometidos con su educación.

La justicia social

Un día, durante mi práctica profesional, el profesor Rodrigo Ahumada, a quien recuerdo mucho, me preguntó: Camila, ¿por qué eres profesora? Yo le respondí con lo típico que uno tiene armado en la cabeza, que porque me gustaba enseñar y creía en la educación. Pero él fue más allá y me dijo: ¿Pero cuál es tu objetivo? Ahí me puse a pensar en que era algo más profundo y le dije: porque creo en la justicia social.

Y eso es lo que me ha movido. Fomentar en los y las estudiantes conciencia de sí mismos y del otro. Que ellos sean capaces de ser justos, de reconocer sus errores y los de los demás, pero también el esfuerzo, para así construir una mejor sociedad. La única posibilidad de un país mejor está en los niños. Ellos son agentes de cambio y transformadores de su realidad. Y quiero que eso lo hagan con justicia

Actualmente estoy trabajando en Aula educa, una empresa que presta asesoría a distintos colegios de Chile. En mi caso, trabajo con colegios de Antofagasta, así que tengo que viajar una vez al mes para allá.

El servicio que se presta se centra en la evaluación aprendizajes claves, pero en lo que yo intento apoyar va más allá de eso. Me interesan aquellos aprendizajes que sean más bien significativos para los y las estudiantes, considerando que Antofagasta tiene una población migrante muy grande. De los establecimientos municipales, que son los que yo trabajo, la mayoría de los estudiantes son extranjeros. Me llama la atención aprendizajes claves y no nos preocupamos más allá de sus procesos de aprendizaje.

Capacidad de reinventarse

Valoro en un profesor la capacidad de reinventarse. Lo que he aprendido en la práctica es que todos los profesores somos creativos, pero tenemos que ser conscientes de eso y tener ganas.


La UMCE debe reconocerse como única. Pasan cosas que no ocurren en otras universidades, pero ese reconocimiento tiene que ver con cómo la universidad tiene un rol clave dentro de la sociedad y la educación. Y si ese rol no lo asumen los y las estudiantes, va a ser muy difícil y estaremos a años luz de lograr una transformación real de las salas de clases, que no es solo enseñar una asignatura, sino escuchar al niño, niña o joven que tienes al frente.El sistema de educación actual lleva a que la gente se agote, pero aquel que dentro de todas estas circunstancias es capaz de reinventarse, es digno de imitar, observar y admirar. Es alguien que, a pesar de las adversidades, sigue siendo creativo, tratando de entender a sus estudiantes y la complejidad de cada uno e intentando diseñar mejores instrumentos de evaluación, actividades y clases reconociendo que tiene niños y niñas diferentes.

Hay que reconocer ese rol histórico como una universidad que tiene que trabajar por y con la educación pública y formar profesores conscientes de que ser profesor no es solo hacer una buena clase, sino que es un trabajo integral, holístico, de todos los días y todas las horas. Uno es profesor 24/7 y es muy importante ser consciente de eso.

 

Visto 2658 veces Modificado por última vez en Martes, 10 Julio 2018 02:27
Natalia Bobadilla Zúñiga

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