Desde el viernes 24 de julio, Claudio Rojas Miño forma parte del equipo de gestión del rector Jaime Espinosa, quien acaba de iniciar su tercer período encabezando la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, UMCE. Claudio Rojas está desde entonces a cargo de la Dirección de Aseguramiento de la Calidad, una dependencia clave que el profesional asumió como un gran reto y de manera integral hacia el mejoramiento, más allá de los procesos de acreditación.
Hijo de profesores normalistas, que luego se especializaron en la Enseñanza Media. Acaba de cumplir 31 años de matrimonio y tiene tres hijos, el menor de ellos cursando sexto básico. Es licenciado en Ciencias de la Administración, ingeniero comercial con mención en Administración de Empresas y Doctor en Sociología, dos áreas que ha desarrollado durante una trayectoria de más de treinta años, ejerciendo como docente, decano, vicerrector y rector de diferentes Universidades, consultor en las áreas de gestión directiva y acreditación, así como comisionado y miembro de Comité de Postgrado en Economía y Administración de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), y asesor de proyectos del Ministerio de Educación.
“Me correspondió apoyar a la Universidad como consultor cuando estaba desarrollando su recurso de reposición en el último proceso de acreditación institucional, como asesor. Creo que se hizo un muy buen trabajo, pero era complejo dar vuelta sustantiva a la votación en la CNA”, señaló.
“Sin duda es una tarea desafiante”, enfatizó. “Y no hablo de milagros. Realizar cambios requiere tiempo, soy consciente de eso. Si bien para la acreditación es todo muy urgente, para el proyecto de la Universidad habrá tiempo para diseñar, implementar y para que las iniciativas maduren”.
Durante el último tiempo tuvo conversaciones con diferentes miembros de la Universidad: “eso me hizo ver que si bien hay cosas por lograr, hay materia prima y espacio para poder hacerlo”. Reconoce que la Universidad “tiene desafíos y ámbitos en los cuales hay que mejorar”, pero también destaca fortalezas: “la calidad de sus alumnos, por ejemplo, que está bastante por sobre el promedio de las Universidades del CRUCH; la tradición formadora, y las buenas tasas de progresión académica –que tampoco hay que descuidar-“, aclaró.
“Para mover la aguja -como yo le llamo a transformar las cosas- se necesita más que una consultoría (…). Eso me hizo tomar la decisión final y aceptar la invitación del rector Espinosa. En esta etapa que viene, se requiere tiempo completo y ‘meter las manos en la masa’, por decirlo de alguna forma. Probablemente para algunas actividades se van a necesitar consultorías que nos orienten mejor”. Hasta ese día, asesoraba al Ministerio en varios proyectos, también a la Universidad de Antofagasta y a la Católica del Norte, entre otras instituciones, actividades que “empezaré a dejar, o hacerlas muy acotadas y precisas”.
Está contento “por el desafío que hay y se me aprieta la guata, pero es parte del encanto, si no fuera así, significaría que no está la energía ni las ganas de enfrentarlo. La emoción también moviliza”, expresó.
Oportunidades y deberes en educación
Se declara sensible al tema de la calidad de la formación y tiene la convicción de que hay una gran oportunidad que la UMCE debe aprovechar: “soy hijo de profesores de larga escuela, normalistas que luego se desarrollaron y se especializaron en enseñanza media. No es un tributo a ellos que aceptara estar aquí, o tal vez sí, pero soy sensible a la importancia de la calidad de formación de profesores. Creo que hay una tremenda oportunidad para la formación de profesores si es que somos capaces de hacerlo bien (…).
Hay consciencia de que tienen que haber más recursos para la formación inicial docente”, aseguró el director.“Hay mucho que hacer en Formación Continua con todo lo que implica la Nueva Carrera Docente”, agregó, “hay que perfeccionar y no sólo a los muchachos que están estudiando, sino a la masa de profesores que están dentro del sistema y que necesitan apoyo: en perfeccionamiento, nuevas didácticas. No soy experto en esas cosas, pero sí sé que eso es una oportunidad”.
En esas circunstancias, dijo, “también es cierto que las universidades pedagógicas o que tienen grandes Facultades de Pedagogía están con todos los focos encima. Cuando eso pasa, y te miran muy de cerca, se ven las cosas buenas y las que no son tanto también”.“
Justo o injusto, creo que no dejan de tener cierta razón”, añadió, “y uno entiende por qué hay tanta presión a la acreditación de carreras de pedagogía hoy, es decir, la calidad de los ambientes formativos también incide en la medida que en una institución exista investigación, postgrado e internacionalización. La presencia de estudiantes extranjeros en una sala de clase es otra forma de dialogar e imaginarse el mundo, así como cuando un estudiante tiene la posibilidad de hacer un semestre en el extranjero. La internacionalización es cara, por supuesto, pero no es un lujo. La investigación es cara, pero no un lujo”.
Muchas de esas tareas las plantea de manera realista y algunas a largo plazo, “pero evitando los Transantiago: focalicemos, tomemos un programa piloto con dos o tres procesos y veamos cómo lo modernizamos de verdad, que se note, que después de un tiempo razonable hayan mejoras. Sin duda no va a ser fácil. Significa cambiar hábitos, conductas, formas muy enraizadas -pasa en todas las organizaciones-. Si uno quiere cambiar todos los procesos dentro de una institución, probablemente va al fracaso, o por lo menos va a tener una cantidad de problemas. Pero si concentramos la energía en dos o tres ámbitos, probablemente vamos a tener mayores posibilidades de hacer algo bueno”, sugirió.
Reconoce que “es un proyecto exigente, de equipo, y no de un mesías: puedes poner a Beckenbauer dentro de un equipo –y no me siento Beckenbauer, por supuesto, simplemente estoy haciendo una analogía - pero si no se aprovechan las jugadas y pases que él genere, no sirve. Y Beckenbauer también se equivoca y necesita que lo apoyen… Es un trabajo de equipo”, sentenció.
Su incorporación permitirá tener una mirada nueva, señaló: “creo que si hay algo que puedo decir es que conozco el sistema, no sé si soy el que más lo conoce, pero lo conozco bastante. Me ha tocado estar en los dos lados de la mesa: ocupar cargos directivos en Universidades y también mirar a las instituciones de diversa índole, privadas, públicas, pequeñas, grandes, regionales y metropolitanas”.
Exigencias y apoyos al profesorado
A su juicio, los profesores “han sido muy castigados durante los últimos 20 años, injustamente en muchos casos. La profesión ha sido castigada”. También cree que se ha masificado mucho, “más allá quizás de lo necesario”, dijo.
“Uno entiende por qué hay tanta presión a la acreditación de carreras de pedagogía y por qué la CNA se las quitó a las agencias. Incluso las universidades con estándares máximos, están bajando sus años de acreditación. Entiendo cuál es el espíritu que anima y seguro es el criterio que sea cada vez más exigente. Pero uno aprende en gestión estratégica que así como uno exige, también tiene que entregar apoyos necesarios (recursos, apoyo didáctico, reforzamientos de planta). En términos estratégicos, lo primero que se hace es poner metas, pero ello debe ser junto con el apoyo. Y así está bien. Si no, creo que no hay un buen diseño estratégico del proceso”, sentenció.
