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Martes, 29 Diciembre 2020 15:44

#TituladaUMCE Marjorie Lara Vargas: “Es muy importante valorarnos, valorar la diferencia y mirar más allá de lo que nuestros ojos y prejuicios nos permiten” Destacado

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La educadora diferencial titulada de la UMCE, que logró estar entre los/as cinco finalistas de Global Teacher Prize Chile 2020, se desempeña en el Programa de Integración Escolar del Centro Educacional Jorge Huneeus Zegers.

Con todos los desafíos que ha significado la pandemia para la docencia, Marjorie Lara Vargas, educadora diferencial titulada de la UMCE que se desempeña hace siete años en el Centro Educacional Jorge Huneeus Zegers de La Pintana en el Programa de Integración Escolar (PIE), recibió este año un reconocimiento muy especial: fue nominada por una ex estudiante al Global Teacher Prize 2020, logrando quedar entre los/as cinco finalistas.

“Fue muy potente. Débora, una ex estudiante, me nominó. Trabajé con ella en 2014, sacó su cuarto medio, egresó, la apoyamos en el área vocacional y descubrió que tenía interés por la bibliotecología. Hizo su práctica, tuvo algunos trabajos y hace un par de años en el colegio se abrió un cupo en la biblioteca, en un quiosco literario. Participó del proceso de selección y hoy está trabajando, es mi colega”, cuenta orgullosa la educadora, quien ya había sido nominada en el año 2018 por la apoderada de un alumno con síndrome  del espectro autista.

“Sentí mucho el cariño de mis apoderados/as, estudiantes, ex estudiantes, de los profesores de media. Es muy significativo que reconozcan tu trabajo. Es algo que uno no busca, pero tener estas instancias de visibilizar lo que uno hace es muy valioso. Estoy feliz, fue una nueva inyección de energía para seguir trabajando, asumiendo desafíos, aportando en construir una comunidad más inclusiva y visualizando muchos desafíos: inserción laboral, trabajos con la familia, apoyos en educación superior, etc. Es muy importante valorarnos, valorar la diferencia y mirar más allá de lo que nuestros ojos y prejuicios nos permiten”, agrega.

Marjorie se tituló el 2008 de la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial especialidad deficiencia mental (hoy Pedagogía en Educación Especial especialidad discapacidad mental y desarrollo cognitivo) y luego continuó sus estudios de postgrado en el Magíster en Educación Diferencial con mención en necesidades múltiples UMCE.

A sus 35 años, recuerda que desde muy pequeña descubrió su disposición por la pedagogía y un hecho en particular la hizo descubrir su interés por la educación diferencial. “Siempre he tenido la capacidad de enseñar. En el colegio me iba bien, les explicaba a compañeros/a, también a familiares. Pero recuerdo que tuve una visita al Pequeño Cottolengo que me marcó bastante, donde vi mucha gente que no había visto antes. Fue muy potente la experiencia. Creo que de cierta forma quise estudiar educación diferencial para ayudar a personas que estaban en esa situación o en otras similares, invisibilizadas, y poder aportar desde mi trabajo a mejorar sus condiciones, su educación, su participación a nivel social. Quizás en ese entonces no lo tenía tan claro como ahora, pero sí se encendió en ese entonces una motivación, un fuego interno”, rememora, detallando que su motivación fue entrar a la UMCE por ser la única universidad pública en Santiago que ofrecía la carrera de Educación Diferencial.

-¿Qué recuerdos tiene de la época universitaria?

-Tengo los mejores recuerdos de los pastos, las áreas verdes de la Universidad, donde podíamos descansar o estudiar lengua de señas con mis compañeros/as; o de los miércoles con el bloque cultural. También recuerdo gratamente a muchos profesores que de alguna u otra forma aportaron en mi formación.

-¿Tiene algún referente o alguien que admire en su área?

-Una de las personas que tuve la posibilidad de conocer en el Magíster fue la Dra. María Bove, una tremenda persona y profesional. Es una referente a quien admiro por su trabajo, su pasión, su humildad. Es una persona súper luminosa. De verdad que fue un honor haberla conocido y siento mucha admiración hacia ella.

-¿Cómo fue su primera experiencia laboral en el aula?

-Mi primera experiencia fue en una escuela especial haciendo un reemplazo. Me encontré que llevé a la práctica toda la teoría.  Llegar ahí y enfrentarme a los/as estudiantes fue muy desafiante. Significó leer mucho, estudiar, pero sobre todo conectarme y vincularme con las personas con las que trabajé. Fue maravilloso, fue mi puerta de entrada al autismo, que siempre me ha maravillado, estudio constantemente y me rodeo con gente que trabaja en esa área. Entender que todo lo que había estudiado estaba al servicio de otras personas y aportar en la vida de ellos/as y sus familias fue muy potente. Trabajé con un equipo multidisciplinario, lo que significó un montón de aprendizajes. Estuve 6 años trabajando ahí y hasta el día de hoy tengo contacto con algunos/as estudiantes y sus familias.

-Cuéntenos más su actual trabajo, ¿cómo ha sido la experiencia? ¿cuál ha sido el mayor aprendizaje?

-Desde hace 7 años, estoy trabajando en un Proyecto de Integración Escolar (PIE), donde trabajo con estudiantes de enseñanza media con necesidades educativas permanentes asociadas a una discapacidad. Es un trabajo a full. Trabajo con un equipo multidiciplinario, donde aprendo cada vez más de todas las áreas, nos nutrimos y trabajamos de forma transversal con los/as estudiantes y sus familias. También colaboramos con los/as profesores de enseñanza media. Entro a las clases, voy aprendiendo con los/as chiquillos, reforzando su autoestima y su empoderamiento y el de sus familias. En el caso de estudiantes de formación técnico profesional el desafío es buscar una práctica profesional. La inclusión laboral está en pañales, es difícil encontrar una empresa que tenga las ganas y accesibilidad física para recibir a una persona en situación de discapacidad.

Mi desafío siempre es visibilizar a mis estudiantes como personas que ojalá cuando egresen tengan una ocupación, que tengan la posibilidad de participar en forma activa en la sociedad y que puedan formar familia. Por lo mismo, siempre estoy en contacto con ellos/as y sus familias, para saber en qué están y tratar de orientarlos.

Creo que mi mayor aprendizaje es poner a los/as estudiantes en el centro y empoderarlos/as. También trabajar de forma colaborativa con la familia, con los agentes educativos en los colegios. Para que la inclusión sea posible tenemos que trabajar todos/as, tener información, sensibilizar y contar con las ganas, el ímpetu y la motivación de ir contagiando a los/as demás para avanzar por nuestros/as estudiantes y todos/as quienes están esperando o buscando una oportunidad.

Visto 1836 veces Modificado por última vez en Martes, 29 Diciembre 2020 16:27
Natalia Bobadilla Zúñiga

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