Claudia estuvo en la UMCE entre el 2007 y el 2012. Estudió en el Liceo 7: “un colegio súper academicista. Me daba cuenta que tenía compañeras que, aunque el profesor tratara de motivarlas, algo sucedía y necesitaban más apoyo. Siempre quise educación, pero quería algo integral y me gustó la malla de Diferencial a pesar de que nunca tuve profesores diferenciales”.
“A mí me agradó mi formación”, agregó, porque “la especialidad nos entrega visualidad en las didácticas, independiente del contenido curricular. Sales bien preparada en las didácticas del profesor, en la que tú propicias una experiencia de aprendizaje. Y todo influye: la crianza, la emoción, la autoestima”, sostuvo.
Después de egresar de la UMCE se convirtió en instructora de Yoga integral, estilo Ananda Marga; estos conocimientos también le han proporcionado nuevos recursos para apoyar sus clases. Actualmente cursa el Diplomado ‘Herramientas para la construcción de sistemas escolares inclusivos desde la Educación Especial’.
Trabaja hace tres años en la Escuela de Niñas Benjamín Vicuña Mackenna, aunque su experiencia profesional la inició en el campo, en Alhué, con 80 estudiantes: “totalmente diferente a Santiago, con dinámica de campo”, señaló. Ahí permaneció un año. Volvió a Santiago y hace 3 que está dedicada al segundo ciclo básico en la Escuela de Niñas, en un Programa de Integración desde que éste empezó en la Escuela: primero quinto y sexto y luego séptimo y octavo.
Los programas de integración, explicó, comenzaron el 2016 “pero es una dinámica bien nueva en los colegios porque se trata de acoger la diversidad de otra manera, no desde la discriminación, sino desde un nuevo paradigma, distinto, que implica acoger la diversidad, hacer adecuaciones curriculares y complementarse con el profesor”.
Para ello, agregó, “debes tener un horario estipulado en la planificación del trabajo colaborativo, que en mi escuela si se da y tengo trabajo colaborativo con la profesora de lenguaje y matemática”. En conjunto desarrollan planificaciones, co docencia, evaluaciones, trabajan problemas emocionales y lo que va sucediendo en la contingencia también de la escuela: “uno va a complementar la acción pedagógica, pero la ayuda no siempre se toma así. La idea es facilitarnos el trabajo entre los dos”.
La dinámica del día comienza “con gimnasia cerebral y yoga en el aula y luego con los contenidos curriculares y la metodología más tradicional, pero complementando las dos cosas”. Con esta forma de trabajo ha conseguido grandes resultados, que van desde el mejoramiento del rendimiento de las niñas, hasta el mayor apoyo entre las propias estudiantes.
Evaluación Docente
El Sistema de Evaluación del Desempeño Profesional Docente es una medición obligatoria para los más de 70 mil docentes que se desempeñan en establecimientos municipales en el país, y tiene por objeto fortalecer la profesión docente y a contribuir en mejorar la calidad de la educación.
En el caso de la educación especial, son evaluados quienes trabajan atendiendo al menos 1 alumno de Enseñanza Básica con Trastornos Específicos de Lenguaje (TEL) o Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA), no asociados a discapacidad física o cognitiva permanente, integrados en escuelas regulares (con Proyectos de Integración o Grupos Diferenciales) o en escuelas de lenguaje. Es responsabilidad de cada coordinador comunal definir si debe ser inscrito, considerando criterios del Reglamento sobre Evaluación Docente y la carga horaria.
En los establecimientos educacionales de la comuna de Santiago, fueron 533 los profesores que se pusieron a evaluación, la cifra más alta desde el 2010. De ellos, un 90% subió de categoría a “destacado” o “muy competente”.
Claudia explica que prácticamente estuvo durante todo el año en proceso de evaluación. Ésta consiste en la elaboración de un Portafolio, que permite presentar evidencia que da cuenta de su mejor práctica pedagógica; una Pauta de Autoevaluación, para conocer la forma en que valoran el propio desempeño profesional al reflexionar en base a una selección de criterios del Marco para la Buena Enseñanza; la Entrevista por un Evaluador Par, para conocer aspectos sobre su práctica pedagógica y el contexto de su trabajo como docente; y un Informe de Referencia de Terceros, que incorpora la evaluación del Director o Jefe de UTP sobre distintos aspectos de su trabajo docente.
Y a pesar de su buen resultado, Claudia es bastante crítica respecto de dicha evaluación: “el instrumento que se aplica para profesoras diferenciales es el mismo que para las otras especialidades, por lo que no es pertinente para nuestra acción pedagógica”.
Además, que “seas calificado como insuficiente, competente o destacado, tampoco se condice con la práctica docente. Conozco profesores que han tenido un resultado que no es el ideal, pero su práctica docente en el cotidiano no es equivalente”, manifestó.
Para Claudia, la evaluación debiera contemplar una visita sin aviso: “Que te pidan la planificación y que te hagan una entrevista y vayan cualquier día a observar tu clase. Así sería real, más pertinente. Además, en la página ‘www.docentemas.cl’ están las preguntas que te va a hacer el evaluador par, entonces no hay sorpresa; pero también debes saber decir los conceptos que están en el Marco de la Buena Enseñanza. Si tú no los dices, baja tu resultado. Y no puedes usar otras palabras”.
Pero pese a las críticas, los resultados fueron más que satisfactorios, y reconocidos en una ceremonia oficial, encabezada por la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, junto a la directora de Educación, Mónica Espina, el concejal Luis Vicencio, y representantes del Colegio de Profesores.
