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Lunes, 05 Diciembre 2016 19:09

Entrevista a académico de la Facultad de Filosofía y Educación UMCE en RH Management Destacado

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A propósito del intento de suicidio de un empleado de la compañía Amazon esta semana, RH Management reprodujo entrevista a Mario Fabregat, académico de la UMCE, sobre el fenómeno suicida en el Chile de principios del siglo XX.


Mario Fabregat es profesor y magíster en historia, actualmente cursa el doctorado de la misma disciplina en la Universidad de Chile y es académico en la facultad de filosofía y educación de la UMCE. Fabregat investigó el suicidio en Santiago entre los años 1900 y 1920, detectó la existencia de 110 causas criminales por suicidio e intento de suicidio en el “archivo nacional” y por medio de otros documentos de la época, logró construir una estadística que arrojó 467 casos para el período investigado, “aunque debieron ser muchos más”.

El investigador asegura “que el trabajo no mata a nadie”, sin embargo establece relaciones entre “precariedad laboral” y “condiciones de vida”, donde el maltrato en el trabajo si es un factor que afecta. En perspectiva histórica, reconoce algunas continuidades en el fenómeno suicida y que, por lo tanto, hoy se mantienen: las mujeres se suicidan mucho menos que los hombres; los métodos utilizados por los hombres son más letales; las razones esgrimidas por hombres y mujeres son más o menos similares y a mayor pobreza mayor suicidio.

¿Existe alguna relación entre el tipo de sociedad y su cultura y la manifestación del suicidio?
Lo primero que habría que preguntarse es por qué una persona utiliza la violencia contra sí misma provocándose la muerte. Cuando Antonin Artaud señala que “nadie se suicida sólo”, está dando cuenta de que siempre existe un contexto mayor al de la propia subjetividad que explica el fenómeno. Ese es un punto de partida importante, que abre el horizonte de la discusión. La vida misma proporciona una batería infinita de motivos por los cuales las personas se quitan la vida. No es lo mismo el suicidio de un joven físicamente sano, que el de un anciano enfermo, el de un hombre o el de la mujer. En algún tiempo se señaló que la pobreza era un factor protector frente al suicidio, pues las personas generaban lazos de pertenencia más profundos que los alejaban de los peligros de la soledad, propias del desarrollo individualista. En la actualidad no sería un factor protector.

El referente clásico para el estudio del suicidio es Emil Durkheim, quien reconoce, esencialmente, tres tipos de suicidio: anómico (producido por una crisis del sistema social, por ejemplo, una crisis económica), el altruista (debido a un alto apego con los cánones sociales, como los pilotos kamikaze) y el egoísta (por motivaciones más personales). Con matices, estas categorías se pueden aplicar a la realidad chilena. Lo claro es que en la actualidad es la segunda causa de muerte violenta después de los accidentes de tránsito. Un antecedente histórico interesante es que a comienzos del siglo XX en Santiago, casi el 75% de los suicidios fueron cometidos por hombres. En la actualidad, es decir, cien años después, esa cifra se mantiene prácticamente igual. Ello se explica, en parte, porque culturalmente los hombres tienen una relación más cercana con la violencia. Otro dato interesante: las motivaciones de los suicidas están, en su mayoría, vinculadas a problemas familiares y sentimentales. No sabemos cuántos de éstos fueron motivados por aspectos económicos.

¿qué condiciones del trabajo flexible afectan o la precariedad laboral afectan la decisión de suicidios?
El trabajo no mata a nadie, lo que puede matar son las condiciones de vida. La precariedad laboral es, en alguna medida, maltrato. En sociedades donde el maltratar a otro se ha convertido en una “profesión”, nos permite explicarnos escenarios de vida poco humanos y tremendamente frustrantes. La lógica de la obsolescencia y la prescindencia, donde finalmente “nada” es importante más que la rentabilidad, puede hacernos constatar una suerte de engaño, dado que la sociedad de las oportunidades efectivamente da muy pocas y no nos perdona nada.

¿qué relación hay entre modelo laboral o modelo económico y suicidios?
Los modelos económicos son finalmente, modelos de vida, por lo que el trabajo y la retribución material y simbólica que éste entrega determinarán en buena parte las expectativas, los proyectos y, por lo tanto, la posibilidad de experimentar logros y fracasos. La vida moderna es tremendamente demandante y, como señala Camus, las personas necesitan de su “nostalgia”, es decir de un sentido, de un cierto grado de coherencia para vivir. Si los ritmos anímicos de las personas son puestos sólo por el trabajo se termina escamoteando el sentido de la vida, de allí que no sea extraño que muchas personas sientan sus existencias muy inauténticas. De hecho algunos autores señalan que el suicidio es una suerte de bancarrota frente a la estafa de la vida.

Entrevista publicada en revista RH Management
http://www.rhmanagement.cl/rhm/suicidio-trabajo-amazon/

 

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Gladys Acuña Duarte

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